José María Arias: mecenazgo y bonhomía

Ángel Carracedo Catedrático de Medicina Legal de la USC y vocal del Patronato de la Fundación Barrié

No sabéis con qué dolor escribo estas palabras en homenaje a una gran persona y mejor amigo que nos acaba de dejar. No hace mucho contaba por qué había sido tan importante en mi vida la Fundación Barrié. Gracias a ella pude formarme en la Universidad de Upsala en Suecia y beneficiarme como tantos jóvenes de los programas de postgrado de la Fundación.

Compartía con José María que este aspecto de potenciar el talento de nuestra tierra era una acción vital de la Fundación, convencidos ambos de la importancia de la educación para la mejora de la sociedad. Con José María al frente las contribuciones de la Fundación Barrié al progreso de nuestra tierra en los ámbitos educativo, social y cultural ha sido excepcionales y estoy seguro de que se va a hablar mucho de ellas estos días. Por ello me atrevo a comentar otra de sus iniciativas, pues me pidió expresamente que le ayudara con ella, y que es, no por menos conocida, menos valiosa: la importancia de la transferencia de la tecnología. Y es que en investigación producimos muchos resultados y trabajos científicos, pero pocos acaban obteniendo un valor añadido y llegando realmente a la sociedad como servicios o productos.

Para ello, José María, creó un Fondo de Ciencia con el que se desarrolló una metodología que ahora es utilizada en instituciones públicas para mejorar la transferencia de resultados de investigación al mercado y así poder crear riqueza.

No podría en este espacio resumir toda su labor de mecenazgo y quisiera acabar hablando de su bonhomía. La RAE define este término como “afabilidad, sencillez, bondad y honradez en el carácter y en el comportamiento” y yo creo que estas palabras retratan a José María a la perfección. Creo que poco más se puede añadir, solo tal vez el amor que tenía por su familia y por su tierra, que pierde a uno de sus grandes hombres.

Todo mi cariño para su esposa Pilar, sus hijos y toda la familia. Comparto vuestro dolor, pero estoy seguro de que, siguiendo su ejemplo, sabréis continuar con su obra.