Galicia disparó un 168% sus compras de gas en Rusia durante el año pasado

La partida superó los 272 millones | El gasto total en importaciones de combustibles ascendió a 3.300 millones | EEUU copa el 25% de las ventas, seguido de México y Libia

julio pérez

Galicia es una potencia renovable solo a medias. Tiene músculo en eólica e hidráulica, la principal razón de que las fuentes limpias aportasen más del 75% de la producción eléctrica en 2023. Pero ni todos los años se llega a semejantes niveles, especialmente cuando hay largos periodos de sequía. Sin ir más lejos, en 2022, el más cojo en precipitaciones desde 1961, rondaron el 65% de la generación. Ni tampoco los hogares y las industrias consumen únicamente electricidad. Los recursos autóctonos —agua, viento, biomasa, sol, biocarburantes y biogás, sobre todo— representaron una cuarta parte de toda la energía bruta en la comunidad en 2021. Fueron unas 2.600 kilotoneladas equivalentes de petróleo (ktep). No hay datos más recientes porque el Instituto Enerxético de Galicia (Inega) todavía no actualizó el balance de 2022 y 2023. El resto, más de 8.000 ktep, vinieron por la vía de las importaciones. Destacó el crudo (4.300 ktep), el gas natural (2.100) y los productos petrolíferos (1.300). Toda esa energía en estado primario se transformó y de las 9.500 ktep aptas ya para su uso, el 60% se consumió aquí. ¿Qué porcentaje tuvieron las fuentes limpias? Por debajo del 44%.

Por eso los fósiles ocupan siempre un lugar destacadísimo en la balanza comercial de Galicia. Concentraron casi 16 de cada 100 euros del gasto en importaciones de las empresas de la comunidad durante el pasado año. Las compras de combustibles en otros países ascendieron a 3.307 millones de euros, muy por encima de la adquisición de materias textiles y manufacturas para la industria de la moda (2.900 millones), de pescado y marisco (2.400 millones) y de componentes de la automoción (2.300 millones), según los últimos datos de la Secretaría de Estado de Comercio.

La factura exterior de la energía se abarató considerablemente. Fue un 40% inferior a la de 2022, cuando el inicio de la guerra en Ucrania convulsionó los mercados y el precio de los productos petrolíferos y el gas se puso por las nubes. Tampoco se importó tanto combustible: 6 millones de toneladas, un 29% menos que el ejercicio anterior (8,5 millones de toneladas).

El recorte no es homogéneo entre todos los combustibles que se traen de fuera. Lo gordo de la caída está en la hulla, alimento de cabecera de las centrales térmicas. Sus importaciones se desplomaron un 84%, hasta las 216.000 toneladas, con el cierre definitivo de la planta de Endesa en As Pontes. Las compras de crudo bajaron el 17%, con 4,2 millones de toneladas. Las de aceites y demás productos de la destilación del alquitrán mermaron a la mitad (103.000 toneladas); y las de coque, muy vinculado también a las térmicas, disminuyeron el 95% (1.500 toneladas).

El gas es la gran excepción. El volumen de importaciones se disparó casi el 70%, hasta las 571.000 toneladas. El gasto, sin embargo, se moderó un 16% tras el abaratamiento de la cotización de la materia prima. Casi todas las operaciones se hicieron en Rusia: 559.700 toneladas. En este caso, el incremento anual es del 168%. El gasto alcanzó los 272,2 millones de euros. De la lista de vendedores de gas a las empresas gallegas desaparecieron el pasado año Nigeria y Estados Unidos, de donde en 2022 vinieron 64.500 toneladas y 51.900, respectivamente.

La evolución de las importaciones de gas coincide con el récord registrado en la planta de Reganosa en Mugardos a lo largo de 2023. Alcanzó un volumen de importaciones de 29.847 gigavatios hora (GWh), su máximo histórico después de un alza del 12,2%.

Las medidas impulsadas en el seno de la Unión Europea para atajar su dependencia de los fósiles y, particularmente, de las importaciones de Rusia redujeron la demanda de gas un 18% entre agosto de 2022, cuando se tomaron las primeras medidas, y enero de 2024. La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, apostó públicamente por dar un paso más y cerrar el grifo con el régimen de Putin, al igual que las autoridades comunitarias han hecho con otros productos como el diésel. En la cumbre celebrada a principios de este mes de marzo, los ministros de energía de la UE coincidieron en que hay seguir atajando el consumo de forma coordinada, aunque sobre una base “voluntaria” y no obligatoria como hasta ahora. “El acuerdo político alcanzado hoy muestra nuestro compromiso de seguir preparados contra cualquier interrupción del suministro y de garantizar un invierno seguro para nuestros ciudadanos e industrias”, ha dicho la ministra belga de energía en nombre de la presidencia semestral del Consejo, Tinne van der Straeten sobre la recomendación presentada por Bruselas.

Estados Unidos sí se mantiene como principal proveedor en la cesta de combustibles al completo de Galicia en 2023. Concentró el 25,5% de las ventas, principalmente de petróleo. Le siguen México (14,3%) y Libia (13,6%). Con su cuota en gas, Rusia ocupa el cuarto lugar (9,3%). Suecia aglutinó el 6,6% de las exportaciones a Galicia en la partida; Irak el 3,6%: un 3,5% los Países Bajos y también Brasil; el 2,7% procedió de Argelia; un 2,2% de Italia, el mismo porcentaje que Nigeria; el 1,9% de Canadá; y en torno al 1% están también Colombia, Reino Unido, Sudáfrica y Arabia Saudí.