Cuatro usuarios del Centro de Mayores de Afundación se sientan alrededor de una mesa a petición de LA OPINIÓN para hablar de las elecciones generales. No les gusta la situación actual y culpan a los políticos de no ser capaces de entenderse.

Chelo Rodríguez Gayoso, que fue maestra, recuerda la Transición con añoranza. "Todas las necesidades que tiene un país tienen que ir en consenso con todos los partidos políticos, sean del signo que sean", explica Chelo, que considera que tendría que haber unos ejes "centrales que no se debían tocar". Julián López Jiménez, que fue "refinero" toda la vida, lo que más echa en falta en los programas electorales es que "ninguno hable de proteger a la familia".

Para María Teresa Rodríguez Taboada, que fue catedrática de instituto, "falta sentido común" y considera que "casi todos" los políticos acceden al cargo para "cobrar dietas". "No se dan cuenta de que un trabajador tiene un salario mínimo y después, ellos no tienen empacho alguno en que el suyo sea el cuádruple o más". A todos los sentados en la mesa les parece "escandaloso" que el finiquito de un senador o de un diputado sea mucho más alto que el de cualquier empleado. Una de las mayores carencias que encuentra María Teresa es que "no todos", pero sí "muchos" de los candidatos que van en las listas "no tienen preparación para la política".

El ingeniero técnico de centrales eléctricas Fernando Álvarez Cendón apuesta por la "regeneración democrática", por un cambio desde la base. Es el único que pone en tela de juicio la Constitución y el pacto de la Transición.

"Aquí se hizo una Constitución saliendo de una dictadura y hubo que organizar un país para empezar. Gracias a Dios, entonces los partidos eran todos jóvenes y se organizaron. La Constitución envejeció, porque era una cosa, un poco de novatos. Ahora nos encontramos con que es necesario arreglarla para que haya regeneración", comenta Fernando. Lo dice por la corrupción, porque asegura que no es un mal de un solo partido, sino de todos aquellos que han tenido poder.

Para Chelo, antes de modificar esta Constitución es necesario "cumplirla" y "respetarla", para que se tome este documento en serio. "Si no se hace cumplir esta no se va a respetar ninguna", sentencia.

Se quejan de la administración de Justicia, de que no sea igual para todos, de que se persiga más a quien roba para comer que a quien evade impuestos y de que no haya un consenso para la educación. Chelo cree que los contenidos tendrían que ser "troncales para toda España" y que los profesores tendrían que ser "neutrales" y no "exponer sus ideas a los estudiantes".

"Hace treinta años la educación empezó a ser teledirigida para llegar a donde hemos llegado. No es normal ver cómo están reaccionado los estudiantes, a la que no les falta nada, que han tenido poder para educarse y tienen todos los medios en su casa para ir de paseo, para ir a los botellones y para realizarse y vemos que son los que más están protestando. No tiene sentido", explica. En la misma línea se posiciona María Teresa, que cree que hay "un desprecio absoluto por todo lo que se ha hecho antes". Asegura que ella no ha "estudiado en las cavernas" y se declara "orgullosa" de los planes de estudio que siguió. "Había una educación nacional, yo me podía trasladar a Madrid o Sevilla sin inconveniente, porque el plan de estudios era el mismo. Ahora es un despropósito porque lo han orientado fatal las autonomías", resume María Teresa.

No todos comparten la misma idea de qué es ser "antisistema", para Fernando, son "los corruptos" los que deberían llevar esa etiqueta; para Chelo, sin embargo, esa definición está ligada a la violencia y, para Julián, a "la falta de educación que han visto los violentos en sus casas". Y, ¿a qué se refieren cuando dicen que hay sistemas políticos que van en contra de la familia? Fernando cree que defender a las familias es ponerse del lado de las madres, para que tengan la seguridad de que no las van a echar del trabajo. "Ahora nadie se atreve a tener hijos porque no hay guarderías..." y a Fernando le interrumpe María Teresa, que dice que "muchas mujeres trabajadoras jóvenes, ahora le echan la culpa al Estado" de su falta de oportunidades para tener familia.

"Nosotros solucionábamos eso en casa, creando un puesto de trabajo. Hoy la juventud no quiere pagar porque se ha hecho muy tacaña y cómoda", comenta María Teresa, que cree que los jóvenes quieren "viajar y tener un buen coche en detrimento del bienestar de la familia" y les afea que se escuden en "los abuelos" para cuidar a los pequeños. Fernando, sin embargo, defiende a las mujeres con sueldos inferiores a los mil euros y culpa a la reforma laboral por permitir que se pueda despedir a una trabajadora embarazada.

Y las pensiones, ¿les preocupan? "Egoístamente, yo pienso que para mí van a llegar, pero no para los que vengan detrás", dice Julián, que no le echa tanto la culpa a que la hucha de las pensiones tenga los días contados -se estima que hay fondos hasta 2018- como a que ha bajado la aportación. A Fernando le preocupa que los "recién jubilados" ganen más que los ejecutivos de los bancos, porque son los jóvenes los que han de sostener el sistema de las pensiones. "Si esto no cambia, esto no dura diez años y vendrá una especie de corralito, primero, nos quitarán las pagas extras, después, las bajarán porque no hay dinero y eso puede pasar si seguimos con este sistema de salarios bajos, contratos temporales y demás", comenta Fernando.

Todos, sin fisura, piden consenso, piden que se fomente la creación de empleo y que dejen a un lado "intereses partidistas" en busca "del bien de España".