Arcos de Valdevez se sitúa entre los bancales del vinho verde y la belleza natural del Parque Peneda-Gerês, en el corazón del Alto Minho luso. El municipio sumerge sus raíces en un espacio que aúna historia, gastronomía y tradición, con muchos secretos por descubrir.

Adentrarse en Arcos es sumergirse en el tiempo, en un lugar donde abundan viejas casas señoriales, templos de todos los estilos y romerías milenarias envueltos por la mole granítica de la Peneda, que desafía inmutable a los cielos.

En el centro de la villa destaca el paseo a orillas del río Vez, que enlaza con la ecovía y sus museos. Presidiendo la estampa está la estatua del caballero alusiva al torneo do Vez. Según reza la tradición, fue aquí donde se encontraron las tropas de Alfonso VII de León y de Afonso Henriques en 1140.

Además del legado patrimonial de la villa, el concello alberga una de las 7 Maravilhas de Portugal. Es la aldea de Soajo, el “Pequeño Tibet” portugués, varias veces galardonada por la preservación de sus señas de identidad. 

Los socalcos de cultivo que descienden por las laderas de la montaña son los signos más visibles de una tradición que perdura. Ahora los pasadizos que recorren este pequeño Tibet han pasado de ser uno de los secretos mejor guardados del Gerês a convertirse en una de las rutas más emblemáticas del Norte luso.

Arcos cuenta con una ecovía que parte del centro y tiene parada en lugares como el Paço de Giela, la playa fluvial de Valeta, el río Ázere o la Casa do Castelo. Sin olvidar otras parroquias serranas como Soajo.