El público coruñés tenía ayer ganas de fiesta, tras una primera jornada que había sembrado muchas dudas debido a las deficiencias de los astados, y vaya si festejó. El Fandi, que nunca defrauda sobre la arena del coso coruñés; El Cordobés, que con sus desplantes y pases alejados de la ortodoxia taurina volvió a cautivar al respetable; y el joven Esaú Fernández, que actuó como sustituto de un Paquirri ausente debido al reciente fallecimiento de su tía Belén Ordóñez, salieron a hombros del Coliseum.

Los toros de la ganadería Hermanos García Jiménez, sin ser nada espectacular y, al igual que los de Criado Holgado del día anterior, bastante faltos de peso, fueron de menos a más. De unos primeros astados que agachaban la cabeza, carecían de fuerza y llegaban desfondados a la fase de muleta -los cuatro primeros- se pasó a otros dos que, al menos, tuvieron la fuerza suficiente para permitir que El Fandi y Esaú Fernández ligaran las que fueron las mejores series de muletazos de toda la corrida.

Finalmente, en parte por el interés que mostraron todos los diestros por agradar y en parte por la ya histórica generosidad del público coruñés, muy reacio a que los toreros que visitan la ciudad se vayan de ella de vacío, hubo dos orejas para El Cordobés, otras dos para Esaú Fernández y tres apéndices para El Fandi, que, por sus triunfos en los últimos años, es, sin lugar a dudas, el matador más querido por los que, cada año, se congregan en el recinto de Alfonso Molina para disfrutar de la fiesta nacional.

Manuel Díaz, El Cordobés, uno de los diestros que más veces ha actuado en la ciudad en los últimos años, fue el encargado de lidiar al primero de la tarde, un ejemplar de nombre Avispado y de 452 kilos que no hizo honor a su nombre al tener tendencia a despistarse y a quedar a media embestida. El diestro logró ligar meritorias series de pases, en ocasiones deslucidas por los tropiezos del animal, que llegó a doblar las patas delanteras hasta en tres ocasiones. El premio al trabajo del torero con tan mala pareja de baile, rubricado con una estocada al primer intento, fue una oreja.

El segundo de los astados que le tocaron a El Cordobés fue también flojo, hasta el punto de que el público pitó al animal en plena faena. Una vez más, sin embargo, el diestro trató de sacarle lo máximo, con la suerte de que este segundo rival, siendo igual de irregular en la embestida que el primero, sí tenía algo más de fuerza y llegó más entero a la fase de muleta, lo que permitió que el torero completara buenos pases al natural, en redondo e incluso de rodillas. Una gran estocada selló una faena que, como la primera, valió una oreja.

El Fandi, que fue el segundo en salir al ruedo a torear, hizo ayer lo que todos esperaban que hiciera: dar un espectáculo con las banderillas y tratar de ir más allá de lo correcto tanto con el capote como con la muleta. Lo cierto es que, tanto con su primer toro, al que le cortó un apéndice, como con su segundo , al que desorejó, el granadino hizo vibrar al público coruñés, que, un año más y como ya es costumbre, se levantó y aplaudió más veces con él que con cualquier otro maestro que pise la arena de la plaza de la ciudad.

Aunque ambas faenas fueron buenas, cabe destacar la gran cantidad de recursos desplegados por El Fandi en la segunda, en la que tuvo como oponente a un astado con el curioso nombre de Ateo. Banderillas colocadas a una mano y en carrera, capotazos de rodillas, un amplio abanico de muletazos y una buena estocada al primer intento tuvieron como recompensa dos orejas que el público había reclamado con insistencia.

De Esaú Fernández hay que destacar que protagonizó con su segundo astado la fase de muleta más técnica y virtuosa de la tarde y, sobre todo, que las dos orejas de ayer le permitieron salir a hombros del Coliseum por segundo día consecutivo. El diestro de Camas, en su primer toro, sufrió una cogida muy aparatosa tras haber propiciado a su oponente unos pases de rodillas muy arriesgados. No hubo daños graves para el torero, que prosiguió la lidia sin problema alguno.

La jornada de ayer no solo fue más lucida que la primera en cuanto a lo que se vio sobre la arena, sino también en las gradas, que registraron algo más de media entrada y en las que el público estuvo más animado. Como curiosidad, destacar que los exalcaldes Javier Losada y Francisco Vázquez estuvieron en el coso separados por una única fila y ni se saludaron.