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El artesonado, único vestigio de la época de Pardo Bazán en Santa Cruz, en restauración

El Concello incluyó en el contrato de mejora del castillo una partida de casi 15.000 euros para la intervención en este singular elemento decorado con papel que simula azulejos

El artesonado, único vestigio de la época de Pardo Bazán en Santa Cruz, en restauración

Son 135 cuadrados de madera con distintas profundidades, con centenares de marcos y molduras. Todos ellos conforman el artesonado de madera existente en la planta baja del castillo de Santa Cruz, en lo que ha sido en los últimos años espacio de exposiciones pero antes fue capilla, cuando estuvo en manos de los militares, y antes fue el comedor de la residencia de verano en Oleiros del matrimonio formado por la escritora Emilia Pardo Bazán y José Quiroga. De su época solo queda, como elemento original y encargado por ellos, este singular artesonado que después de tanto tiempo está en plena restauración. Dos restauradoras trabajan con precisión para recuperar el esplendor de este techo de madera de pino decorado con dibujos en cartón piedra que simulan azulejos estilo Alhambra de Granada.

Parte trasera de la decoración del artesonado, con el cuño de Miralles. // L.O.

La reparación de este singular elemento estaba dentro de un contrato del Concello de Oleiros para mejorar el entorno del castillo e impermeabilizar el edificio. Se incluyó una partida específica de 14.571 euros para el proyecto de intervención del artesonado, la limpieza y tratamiento de la madera, los falsos azulejos y el dorado ,en muchas zonas astillado.

La empresa contratada rechazó informar sobre la intervención que está realizando. Lo que se sabe es que se han retirado los apliques de los bordes del artesonado (todos numerados para después reponer) para limpiar toda la madera, y en la parte trasera han aparecido los cuños que muestran que estos falsos azulejos, un revestimiento de papel, son patente del encuadernador y decorador catalán Hermenegildo Miralles. Están inspirados en el mundo árabe, por eso puso su apellido con letra cúfica. “Es algo muy excepcional y en su época lo más moderno que había. En Barcelona lo empleaban Gaudí, Puig i Cadafalch”, según Ana Justo, técnica de Cultura del Concello de Oleiros.

“Queda muy poco de la época de Doña Emilia porque hubo un expolio muy grande cuando lo ocuparon los militares”, destacó Verónica Campos, vecina de la localidad y educadora ambiental del Centro de Divulgación Ambiental (Ceida), que ocupa el castillo.

“Yo ahora estoy en el castillo, propiedad de Pepe, y que es una finca de lo más bonito y romántico que usted puede figurarse”, escribía Emilia Pardo Bazán en septiembre de 1896 a un amigo, invitándolo a “tomar aires de mar” en esta residencia de la escritora, menos conocida que la de Meirás en Sada.

La autora pasó temporadas en este castillo pero tras separarse de José Quiroga ella se quedó en Meirás y él pasó a vivir casi todo el tiempo en esta isla. El castillo fue batería militar igual que el castillo de San Antón, construida tras el ataque del pirata Drake en 1964. Fue fortaleza con ocho cañones, con pabellones para 200 soldados. En el siglo XIX dejó de tener la función de defensa militar y el Estado desamortizó la propiedad y la subastó, adquiriéndola José Quiroga, quien dio en ella banquetes y fiestas contados en crónicas de la época. La hija del matrimonio, Blanca Quiroga, lo heredó y tras vivir también temporadas en él lo legó a su muerte a los huérfanos del Ejército.

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