La fundación Man, encargada de promocionar y cuidar el legado del artista Manfred Gnädinger, como se llamaba realmente el Alemán de Camelle, será una realidad finalmente en otoño de este año, ya que tras el verano la Xunta aceptará la fundación y la inscribirá en el registro. Pese a que el acto de registro fue en diciembre de 2008, todos los trámites posteriores han sido un calvario de papeleo y revisiones para los impulsores de la iniciativa.

"Una y otra vez la Xunta nos requería más y más documentación. Cuando pensábamos que ya era aceptada, nos volvían a pedir papeles repetidos o modificar cualquier cosa. Todo eran pegas y más pegas.", explica, molesta con la situación, la concejal de Obras y Servicios de Camariñas y vicepresidenta de la futura fundación, Mercedes Martín.

No acabaron ahí todos los problemas que retrasaban la constitución de forma legal del ente. "Tuvimos que reformar todos los estatutos porque en septiembre del pasado año aprobaron una nueva ley de fundaciones. Como estábamos a medias, nos la aplicaron y vuelta a empezar", explica la vicepresidenta.

Desde el Concello, principal impulsor de la Fundación Man y encargado de velar por su patrimonio artístico, arrancaron las hojas del calendario sin respuesta de la Administración autonómica hasta abril, cuando la impaciencia hizo mella. "Ya pensábamos que nos aplicarían el silencio administrativo, pero llamamos para consultar a Cultura y nos dicen que tenemos que cambiar los dos palabras de los estatutos para que la acepten. Total, que lo revisamos y no era más que una errata, que bien podían solucionar ellos.", explica Mercedes Martín.

Pese a la lentitud burocrática, los trámites también finalizan. "Hoy mismo (por ayer) estaba pendiente de publicación en el Diario Oficial de Galicia, aunque la Xunta debe aceptarla todavía para registrarla finalmente. Nos han dicho que a finales de septiembre, principios de octubre será registrada, por fin", comenta aliviada la concejal.

El legado artístico de Man de Camelle será, al fin, promocionado y cuidado como se merece. Los visitantes disfrutarán del land-art diseñado por Manfred Gnädinger, esas pinturas de colores vivos en las piedras del muelle de Camelle, propias de un hombre especial, un alemán con espíritu aborigen, que eligió las costas gallegas como su sitio en el mundo y de las que nunca más se volvió a alejar. Un hombre que murió de tristeza al ver el chapapote del Prestige en su amada naturaleza gallega.