Todavía se estremece al repetir las palabras del mayor de los niños: “Se te parte el alma cuando oyes al niño decir que su papá ha disparado a su mamá”. Carlos Sanjurjo vive pegado a la casa del triple crimen y estas palabras son las que escuchó del pequeño cuando la Guardia Civil fue a hablar con él. Los acogió durante toda la mañana hasta que una prima de la madre se los llevó de allí. Se oyeron disparos y un vecino tuvo los reflejos de llevarse a los niños del coche corriendo y los dejó en casa de Carlos. Hoy no hace más que repetir “ojalá pudiéramos haber hecho más, sólo pienso en el abuelo, una excelente persona que lo debe estar pasando muy mal.” Es el juzgado quien determinará quién se queda la custodia de los dos niños de 4 y 7 años de edad. Todo apunta a que el abuelo materno podría ser el tutor legal. Con ellos son ya 30 los huérfanos que ha dejado la violencia machista en lo que llevamos de año.