Es entretenida, suscita la sonrisa en algunos momentos y, en general, deja una agradable sensación final. Por eso no es difícil augurarle una suerte más que aceptable en las taquillas españolas. Uno de sus talismanes, sin duda, es la figura de Dani Rovira, el monologuista forjado en la cantera de El Club de la Comedia que debutó en la pantalla grande con el título más comercial de la historia de nuestro cine, Ocho apellidos vascos.

El hecho, por otra parte, de que se trate de una comedia romántica coral, donde el protagonismo se reparte entre numerosos actores, le confiere un aliciente extra. Esta parte positiva no excluye ciertos altibajos y ocasiones en que el humor no se convoca con acierto, pero sin que se dañen en exceso sus sedimentos esenciales. Es más, el citado Rovira, que aportó al guión improvisaciones que se agradecen, y en general todos los que le acompañan, están más que bien.

Versátil y con ideas solventes, la directora catalana María Ripoll conoce bien un terreno al que ha aportado, con Tortilla soup y Lluvia en los zapatos, cosas estimables de su ámbito interno. Sin olvidar que también en el marco dramático, caso de Rastros de sándalo, ha aportado cosas más que dignas. Lo que le mueve, sin embargo, aquí es una comedia de amplia lectura que acoge ingredientes propios del cine de aventuras y del de acción. Todo eso en un cuadro humano y social pintoresco y a menudo delirante que cuenta las increíbles e insospechadas peripecias que viven dos novios que han decidido casarse en el lugar en el que se enamoraron tres años atrás, la campiña inglesa.

Todo el infierno que se monta se desata a partir del momento en que el novio, Alex, y todos sus invitados se encuentran al ir a embarcar en el vuelo que debe llevarles a Londres que se ha declarado una huelga de controladores que lo impide. Todas las alternativas, es decir vuelos con diferentes conexiones europeas o un autobús, no impiden que, como mal menor, la boda se retrase un día. Eva, la novia, acepta con resignación el cambio, sin saber que las cosas se van a complicar mucho más.