Alto. Que nadie pique con Californication. No os enganchéis a ella si no queréis llevaros la decepción más grande de la temporada. Comenzó Cuatro hace un par de días la emisión de la hasta ahora única temporada de Californication con sus tres primeros capítulos ofrecidos en horario bastante nocturno. Se trata de la nueva serie protagonizada por David Duchovny y viene rodeada de la rentable aureola de escándalo por sus razonablemente explícitas referencias a la vida disipada: mucho sexo y algo de drogas, vamos. En España se había podido ver hace unos meses en Fox, y de hecho bastantes de nosotros la vimos. Creednos. Escarmentad en nuestra cabeza ajena. Haced caso de la experiencia acumulada por los ancianos del lugar.

Si alguno de vosotros vio esos tres primeros capítulos de Californication habrá pensado que se encuentra ante la mejor serie de los últimos años. Sexo en Nueva York pero para tíos. Diálogos de relojería, líricos pero funcionales, como los goles de Villa. Una foto de fotomatón de los Estados Unidos, pasada de luz y desenfocada, en donde, sin embargo, se aprecia cada una de las pequeñas arrugas del paciente. Estará deseando que llegue el próximo jueves para ver otros tres capítulos. Se habrá metido en internet para «frikear» por las páginas dedicadas a la serie y los foros de californicationadictos.

Pues no os ilusionéis, compañeros. Hank Moody mantiene el tipo hasta el capítulo 6, pero después a Californication se le acaban los estimulantes y entra en barrena para estrellarse contra el aburridísimo y pétreo suelo de la ñoñería blandengue y previsible. Recuerdo que los seguidores de la serie no dábamos crédito a la segunda mitad de esta primera temporada, viendo cómo cada episodio era peor que el anterior, hasta que todos tuvimos que correr al baño durante el último. Que nadie pique con Californication. Sólo vale para recordarnos que aunque al principio parezca que ya llegó la temporada de Obama, al final la victoria se la llevará McCain.