Menudo notición. Me ha dicho un amigo que sabe de buena tinta que la trifulca que hubo esta semana entre Risto Mejide y Ángel Martín? ¡no fue un montaje! Se lo juro. No puedo darles el nombre de mi amigo porque le comprometería, pero me asegura que a él se lo dijo un compañero de trabajo que tiene un familiar que trabaja en la tele y se lo comentó una maquilladora tomando el café. Y, aunque cueste creerlo, tiene sentido: las cadenas de televisión se aprovechan de que los espectadores nos hayamos acostumbrado a que todo lo que sale en la tele es un montaje, y, cuando menos nos lo esperamos, ¡zas!, nos cuelan algo de verdad, algo que no estaba preparado ni medido al milímetro. ¡Qué sinvergüenzas, cómo se aprovechan de nosotros!

Primero atacó Telecinco. Risto escupió en G-20 que Ángel Martín escribió en una revista un artículo ofensivo contra los habitantes de Babia. Al día siguiente contraatacó laSexta. Angelillo desveló en Sé lo que hicisteis que se trataba de una broma entre varios amigos, capitaneados por Ramón Arangüena (colaborador de Espejo público en Antena 3), que hace tiempo que juega con el imaginario pueblo (no la comarca real) de Babia. La bola fue creciendo, Risto respondió dando más cera, azuzó a los habitantes de la comarca de Babia contra este señorito de la tele que tanto les ofende, en las páginas sobre televisión de la web y los periódicos se hicieron eco de la polémica, e incluso hubo críticos que firmaron artículos incendiarios tomando partido por uno u otro. Y claro, los espectadores tan ricamente, viendo cómo avanzaba lo que parecía un montaje más de los que hacen en la tele para entretenernos? cuando ahora se descubre que todo puede haber sido verdad.

Es indignante. No se dan cuenta de que, encima, con estas trampas siempre sale perjudicado quien no tiene culpa de nada. ¿Nadie se paró a pensar que en Lepe llevan años currándoselo, concursos de chistes incluidos, para que ahora todo el mundo hable de Babia?