. sto es un sinvivir. Ahora va Jorge Javier Vázquez y anuncia en Sálvame que María Teresa Campos empezará a colaborar con el programa como defensora del espectador. Y lo dice en serio el tío. Que si la ocurrencia viene porque quiere gastarle una broma a la defensora del espectador de RTVE porque nadie sabe que existe, pues vale. Y si es porque en Telecinco quieren pagarle un favor a la señora permitiéndole vigilar en directo cómo se portan las nuevas amistades de su hija Terelu, pues vale también. Vale incluso si se trata de un experimento en los límites de lo paranormal para lavar la imagen inlavable de un programa sin remedio a todas luces irremediable. Pero quedarse con nosotros haciéndonos creer que los espectadores de Sálvame necesitan defensora, eso sí que no, hasta ahí podíamos llegar.

Los espectadores de Sálvame no necesitan defensora. Ellos ya tienen lo que quieren en dosis diaria y envase extragrande. Y en su pecado llevan su penitencia. Los que necesitamos quien nos defienda somos los cuarenta millones de españoles que no vemos Sálvame y nos lo tropezamos cada vez que hacemos zapping porque la mitad de la programación de Telecinco (y de alguno de sus canales tedeteros) es Sálvame al por mayor en sesión continua.

Y qué es eso de crear la figura de una defensora del espectador de Sálvame para dar voz a sus espectadores. Dar voz, dicen. Eso no cuela. Hace tiempo que Sálvame y Telecinco ponen a disposición de los espectadores del más cutre espectáculo del mundo todo un tinglado de foros de discusión, consultorios, clubes y páginas web en donde comentar todas esas gilichorradas que tanto les gustan. Si Mermelada quiere apostar fuerte, innovar o simplemente marcar paquete que se acuerde de los demás, que somos legión, y cree la figura de la defensora del no espectador, del disidente, del por ahí no paso, del conmigo no cuentes.