La emisión de la Santa Misa, dentro del espacio El día del Señor en La 2 de TVE, logró el pasado domingo un dato histórico de audiencia, al congregar ante el televisor a una media de 1.217.000 espectadores y 21,3% de cuota, tras la propuesta de Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea de suprimirla de la programación de la cadena pública. Este espacio suele registrar una cuota de pantalla de entre el 7 y el 7,2% de media.

Según los datos facilitados por la Corporación RTVE, un total de 1.341.000 personas siguieron en algún momento la Eucaristía emitida desde el colegio y seminario San Jerónimo de Alba de Tormes (Salamanca), y el minuto más visto se registró a las 11.18 horas, en el momento de la Comunión, con 1.301.000 seguidores, 22,7% de cuota de pantalla. En febrero, La 2 registró una cuota de pantalla media del 2,6%, según el informe de Barlovento Comunicación, con datos de Kantar Media.

Este histórico dato de audiencia de la Santa Misa se produjo después de que el Grupo Parlamentario de Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea registrara una Proposición no de ley en el Congreso de los Diputados para la supresión de la emisiones de misas en la televisión pública, para su debate en la Comisión Mixta (Congreso-Senado) de Control Parlamentario de la Corporación RTVE y sus Sociedades.

En el texto, al que tuvo acceso Europa Press, la formación liderada por Pablo Iglesias esgrime que el artículo 16.3 de la Constitución Española establece que "ninguna confesión religiosa tendrá carácter estatal, definiéndose España como un Estado aconfesional". "RTVE es pública y debe representar a toda la ciudadanía, sin favorecer a ninguna creencia, religión o ideología", añade.

"La sociedad española es muy diversa, plural. En España conviven personas de muchas ideologías y de distintas creencias religiosas: católicas, islamistas, evangelistas, ortodoxas, ateas, agnósticas o judías", destaca Podemos en su iniciativa, donde defiende que "son formas todas ellas muy legítimas de entender el mundo".

En este contexto, el partido político explica que, "ante la imposibilidad de dar cabida a todos y cada uno de estos sistemas ideológicos y conjunto de creencias, y para que ninguna persona pueda sentirse discriminada, la actitud más sensata de una televisión pública es la de absoluta neutralidad en materia de ideologías, religión o creencias". "Y esto debe traducirse en el cese de las emisiones televisivas de determinados ritos religiosos, misas católicas básicamente, que actualmente se emiten", manifiesta, para después aclarar que se trata de que la televisión pública "no privilegie a una parte de la sociedad".