Ni 24 horas ha tardado Woody Allen a salir al paso de la controvertida serie documental Allen v. Farrow, que el domingo estrenó HBO y que incide en las acusaciones contra el director de cine por presuntos abusos sexuales a su hija Dylan Farrow. Un representante de Allen, de 85 años, y de su esposa, Soon-Yi Previn, de 50, emitió un comunicado en el que critica el programa calificándolo de “trabajo de derribo plagado de falsedades”, según recoge el británico Daily Mail. Así, el representante legal de Allen asegura que la serie da una imagen condenatoria del cineasta y muestra de forma tendenciosa la relación que tenía con su joven hija adoptiva Dylan Farrow y lo culpabiliza de la separación con Mia. “Si bien un trabajo de mala calidad puede llamar la atención, no cambia los hechos”, remarca el comunicado del premiado director.

Woody Allen también asegura que los creadores de la ficción son simples “instrumentos” que han colaborado con Mia Farrow para crear un trabajo “sensacionalista y escandaloso” para asegurarse el éxito mediático y de audiencia. Para reafirmarse, Allen pone como ejemplo el contrato de tres años que en 2018 firmó Ronan Farrow, hijo de Mia, con la plataforma para producir películas y documentales.

“Lamentablemente, no es sorprendente que la cadena que transmitirá esto sea HBO, que tiene un contrato de producción permanente y una relación comercial con Ronan Farrow”, asegura Allen. Este, periodista de investigación de la revista The New Yorker, ganó un premio Pulitzer por destapar las acusaciones de agresión sexual contra el magnate del cine Harvey Weinstein, en lo que fue el detonante del movimiento Metoo.

Compuesta por cuatro episodios, con vídeos caseros, aportaciones de algunos implicados y muy especialmente con el testimonio de Dylan Farrow, pero en ningún caso del propio Allen ni de Moses Farrow, muy crítico con la actuación de su madre, Allen v. Farrow ha sido dirigida por Amy Ziering y Kirby Dick (The Invisible War, 2012).