La Islandia de paisajes hipnóticos, con verdes, blancos y negros volcánicos que parecen de otro planeta, nos ha traído una historia que hace del gris ceniza una gema en el menú de series para este verano. Katla, en Netflix, recorre a lo largo de sus episodios polvorientos las vidas de un puñado de personajes atrapados por recuerdos dolorosos en Vik, una ciudad situada a los pies del volcán Katla, que está semiabandonada tras su erupción. Geólogos, policía, personal de rescate y la dueña del hotel, además del hospital, son los pocos habitantes que aún se desplazan por la zona cubierta de ceniza y con aire irrespirable. Una serie de fenómenos inexplicables pondrán a prueba a los personajes y en especial a su protagonista, Gríma, que se reencuentra con una hermana que creía engullida por el volcán, y que es hallada meses después desnuda y cubierta de fango volcánico.

Katla es la primera superproducción de la industria cinematográfica islandesa que es distribuida por una plataforma como Netflix. La productora, RVK Studios, fue fundada por el director de la serie, Baltasar Kormákur, que ya tuvo éxito con su primera ficción, Trapped, una trama policíaca que puede verse en Movistar+. Kormákur también se hizo cargo del guion junto a Sigurjón Kjartansson, Davíð Már Stefánsson y Lilja Sigurðardóttir, que cuenta a El Periódico, del mismo grupo que LA OPINIÓN, la complejidad del reparto de las distintas tramas de la serie. “Ólafur Egilsson y Kormákur fueron los que originalmente tuvieron la idea, pero luego Kjartanson, Már Stefánsson y yo la escribimos. Hay muchos temas en la serie: la pérdida de un hijo, una enfermedad grave, el suicidio, un antiguo drama familiar, la infidelidad, la competencia entre hermanos...”.