Nunca una isla había quedado tan bien retratada en una serie como en Hierro. La ficción de Movistar+ en la que Candela Peña interpreta a una jueza recién llegada desde la Península que se enfrenta a varios asesinatos que espantan a los lugareños es una auténtica postal de la más occidental y meridional de las Canarias. El éxito de las dos temporadas de esta producción de los hermanos Coira y Fran Araújo impulsó hasta una ruta turística que recorre las localizaciones que más juego dieron en este thriller salpicado por el agua del Atlántico y el viento.

Un viento que sopla, por ejemplo, en el Mirador de Jinama, en el que la protagonista disfruta junto a su hijo (actor herreño) de las vertiginosas vistas al borde del acantilado. Y que ha retorcido hasta lo indecible las ramas de la Sabina Milenaria, el árbol que es un símbolo de la isla, de fortaleza y resistencia, y que en la serie aparece en su cabecera.

La investigación de los asesinatos lleva a la jueza, a la policía y al traficante que interpreta Darío Grandinetti a moverse por la costa, entre las playas de El Verodal y Arenas Blancas, con impresionantes contrastes de colores entre zonas de lava y volcanes. Y a visitar las piscinas naturales de Tacorón, con pequeñas calas naturales de aguas limpias y transparentes.

El sendero litoral La Maceta-Punta Grande, marcado por su paisaje agreste, y la zona de baño de La Caleta (en Valverde) son otros de los escenarios que quedan reflejados en la ficción, que también tiene espacio para lugares de culto como la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria (con su campanario que resalta en la montaña de Joapira); la de Nuestra Señora de la Concepción (el mayor templo de El Hierro, declarada Bien de Interés Patrimonial de Canarias con categoría de Monumento en 2004); el cementerio de La Frontera, y la ermita de Nuestra Señora de Los Reyes, patrona de la isla.

De hecho, los preparativos y la celebración de la Bajada de la Virgen de los Reyes llevan de cabeza a la jueza en la primera temporada, ya que los herreños no están dispuestos a renunciar a su tradicional procesión por muchos asesinatos que estén produciéndose.