La noticia ha sido una sorpresa incluso para la industria audiovisual: Reed Hastings, uno de los fundadores de Netflix en 1997, ha dejado su puesto como coconsejero delegado de la compañía de streaming para convertirse en presidente ejecutivo. Su sustituto será Greg Peters, director de producto desde 2017. En su post de (muy relativa) despedida, Hastings ha citado a Jeff Bezos y Bill Gates como ejemplos de fundadores que cedieron el cargo en un necesario relevo generacional.

Hastings aprovecha para contar que Bela Bajaria, la que fuera máxima responsable global de televisión, ha sido ascendida a jefa de contenidos, y Scott Stuber, antes jefe global de películas, será ahora presidente de Netflix Film. Desde la compañía parecen presentar estos cambios como parte de un sereno y calculado proceso de sucesión. Solo hacia el final del post de Hastings asoma una referencia al reajuste generalizado (o, dicho de otro modo, apretón de cinturón) al que se está viendo abocado la compañía tras el desplome de suscriptores en el primer trimestre del año pasado. “Empezamos 2023 con ímpetu renovado como compañía y un camino claro para reacelerar nuestro crecimiento”, asegura el ejecutivo.

Del mismo modo que los inversores esperan beneficios, los espectadores exigen unas dosis de certeza. Muchos de ellos dudan de si empezar o no una serie por miedo a no llegar a conocer el final de la historia. Si Netflix lanzó hace dos semanas un tráiler llamado Nuevo año, nuevas temporadas fue seguramente en el intento de tranquilizar a quienes preveían que su nueva serie favorita sufriera la suerte de 1899 o La monja guerrera. Hablamos, sobre todo en el caso de la primera, de series muy vistas (1899 pasó cinco semanas en el top 10 global), pero al parecer no lo suficiente para los nuevos cánones de éxito de la compañía.

Depuración

Este proceso de depuración no es exclusivo de Netflix. En las últimas semanas hemos asistido a una sorprendente ola de cancelaciones, renovaciones anuladas y extracciones en HBO Max. El ejemplo más increíble: la serie que fue su buque estrella no hace tanto, Westworld, fue cancelada en noviembre y después eliminada del catálogo. Películas (Batgirl) y temporadas de series (The Nevers, Minx) que habían acabado (o prácticamente) de producirse podían desaparecer para siempre de su agenda de estrenos. Tras la absorción del conglomerado WarnerMedia por parte de Discovery, la plataforma ha visto adelgazar su catálogo de formas frustrantes tanto para creadores como para espectadores.

En mitad del inevitable descenso tras el auge pandémico (cuando estar en casa era casi el único plan posible) y frente a la incertidumbre económica por la guerra de Ucrania, las plataformas se verán obligadas a meditar en qué invierten su presupuesto. Tras tocar techo en muchas partes del globo en cuanto a número de suscriptores, los beneficios puros y duros marcan la pauta.