Boludo y pelotudo no son lo mismo, para nada. En Argentina se sirven de ambas palabras para señalar la estupidez del aludido, pero no indistintamente. Si boludo puede usarse de forma “suave y amigable”, incluso cariñosa, pelotudo es inconfundiblemente hostil; “también significa que tienes los testículos grandes y pesados, pero claramente es mucho más agresiva. Ya el sonido es mucho más brusco: pe-lo-tu-do”. La concisa aclaración compone uno de los momentos más memorables de Nada, el nuevo trabajo de los argentinos Mariano Cohn y Gastón Duprat, y el encargado de ofrecerla con toda seriedad frente a la cámara es, sorpresa, Robert De Niro.

“Cuando le ofrecimos el papel no teníamos muchas esperanzas de que aceptara; si en 60 años de carrera nunca había aceptado hacer televisión en su propio país, ¿por qué iba de repente a querer hacer televisión en el nuestro?”, recuerda Cohn acerca de la chocante presencia del neoyorquino en la serie, que acaba de estrenarse en Disney+. “Logramos que leyera el guion y le gustó; luego vio nuestras películas y le gustaron, y entonces empezó un proceso de discusiones, viajes y ensayos que culminaron en 10 días intensísimos de rodaje”.

De Niro ejerce de narrador omnisciente de Nada, e interpreta a uno de sus personajes secundarios. La serie se centra en la gastronomía y la satiriza. “Los críticos culinarios son una raza en extinción, y por eso nos interesó centrar Nada en uno”, explica Duprat. “Es un tipo que disfruta haciendo alarde de su sarcasmo y sus conocimientos, y por tanto escribe reseñas negativas muy floridas”.

Se trata de Manuel Tamayo Prats (Luis Brandoni), un octogenario irascible, intolerante y bastante caradura, demasiado acostumbrado a que le hagan la pelota —y le inviten a comer— por gratitud o por temor como para ser capaz de asumir su propia obsolescencia.