Es uno de los dos Miguel Bosé en Bosé, el biopic que estrenó en España en marzo SkyShowtime y que emite ahora en abierto Telecinco. Interpreta al joven, el de la etapa más divertida en la que desplegaba su innata seducción para convertirse en una estrella. Iván Sánchez se encarga de dar vida al adulto. A José Pastor (Málaga, 1996) le hemos visto en La otra mirada, en Acacias 38 o en las películas Cerdita y Al óleo. Pero este es su primer papel protagonista y el que le ha servido para demostrar —porque también canta y baile— el actor completísimo que es.

Uno piensa, ¿quién podría hacer de Bosé que no fueran ustedes? ¿Les llamaron por su gran parecido o pasaron por un casting?

Fue un proceso de casting relativamente normal. Nos llega la convocatoria y nos dicen que nos preparemos una entrevista de Miguel Bosé. No nos mandan el texto escrito, sino que nos dicen: “Escoged la franja que vosotros queráis y la tenéis que recrear. Y mandad una coreografía”. Pero yo también mandé una canción. Eso no nos lo pedían, pero como yo había estudiado interpretación musical, pensé: mira, yo dejaré esto por aquí por si os inspira. Y ya lo próximo fue presencial. Nos conocimos Iván y yo y ya estábamos dentro en poco tiempo.

Y cuando les dijeron que sí, les entrarían todos los nervios del mundo. Porque Bosé es un personaje real, muy conocido y exigente. ¿Cómo afrontó esa dificultad?

Al principio me provocaba mucha tensión el hecho en sí de interpretar a un personaje tan representativo y tan fijo en el imaginario de la gente. Me imponía un poco. Pero cuando comenzó el rodaje, simplemente quedó el disfrute. No había presión, estábamos muy bien acompañados todo el tiempo, los directores eran fantásticos, el equipo de dirección y producción era increíble.

¿Participó Bosé en el rodaje, supervisando o dando ideas?

No estuvo cuando trabajamos sobre el guion y con los directores. Esto se decidió por parte de dirección y producción, para que fuésemos más libres creando nuestros personajes y para no sentirnos influidos por lo que él pudiese decir. Yo lo conocí personalmente después.

Al artista le conocerían bien. Cuando usted nació, él ya llevaba más de 20 años actuando.

No lo tenía muy controlado. Yo, sin saber por qué ni cuándo, me sabía algo de “Amante y bandido” y algo de “Morena mía”, pero poco más. La primera vez que tengo conciencia de Miguel Bosé es en un programa en el que hacía de jurado, “El número uno”, del que salió Roko. Yo lo veía siempre. Me encantaba. Y ahí ya me fijé en él, porque me parecía muy curiosa su forma de expresarse. Es que es una persona que siempre sabe cómo decir las cosas y qué decir. Ahí me atrapó un poco su forma de expresarse.

Con esta serie descubriremos al hombre que hay tras el artista. Le ha tocado hacer la mejor parte, la de la juventud, la menos oscura.

A mí me sorprendió mucho. Yo disfruté mucho leyendo El hijo del Capitán Trueno, sus memorias, y me sorprendió su entorno familiar. Hay un capítulo entero que lo dedica a Picasso, que me pareció muy inspirador y necesario para entender a este Bosé. También habla de relaciones con diferentes personas y eso me ayudó a entender la soltura o lo genuino que tiene en el modo de relacionarse y la forma de amar. Esto me pareció fundamental y me ayudó muchísimo.

Le comprendió y se lo tragó, directamente. Porque en la serie vemos en usted a Bosé. El físico, cómo habla, cómo se mueve, cómo baila… Incluso cómo canta. El propio Bosé se reconocía en usted. Pero incluso en la voz, porque él pensaba que era la suya. ¿A eso le ha ayudado su formación musical?

Llevo ya tiempo formándome en canto y danza y eso me ha facilitado bastante las cosas. Porque, claro, si me llega este proyecto y yo no sé nada absolutamente, por muchas condiciones físicas que hubiera tenido creo que no habría podido afrontarlo. Por eso siempre creo mucho en la formación. Fui analizando mucho lo que él hacía y tratando de pegarme mucho a él pero sin imitar.