La rocambolesca historia del auge y caída de Locomía llega el próximo viernes a los cines de la mano de Kike Maíllo, que aborda desde la comedia emocional los orígenes de la banda de electro dance nacida en Ibiza a finales de los ochenta y la “lucha de egos” que acabó con ellos. “Esto es una comedia, no estamos haciendo un homenaje a Locomía ni pretendemos explicar las bondades de su música”, ha dicho Maíllo. “No es Bohemian Rhapsody ni Locomía son Queen, aspirábamos a tener más libertad que los creadores de otros biopics”.

La historia que cuenta Disco, Ibiza, Locomía en sí es conocida, en parte gracias a un documental estrenado hace dos años en Movistar Plus+. Maíllo estaba ya enfrascado en su guion, escrito junto a Marta Libertad, cuando le ofrecieron participar en ese documental pero prefirió centrarse en su película, afirma. Locomía nació en 1984 como un proyecto de moda liderado por Xavi Font —interpretado por Jaime Lorente—, junto a su hermano Luis, Manolo Arjona, el holandés Gard Passchier y Lurdes Iríbar, la desconocida quinta miembro de la banda original, diseñadora y corista, a la que da vida Blanca Suárez. En una etapa posterior llegarían muchos otros miembros, como Santos Blanco, quien fallecería en 2018.

Todos vivían juntos en una casa que el filme refleja como una comuna de puertas abiertas donde reinaban el amor y la sexualidad libres, la creatividad, las drogas y las fiestas. Ahí nació su estética entre barroca y posmoderna, sus abanicos y hombreras XXL y sus zapatos de punta.

Una estética y actitud rupturistas que llamaron la atención de los responsables de la discoteca KU, que les contrató para animar sus fiestas. En una de ellas apareció el otro personaje clave en esta historia, el ejecutivo discográfico José Luis Gil (Alberto Amman), que les propuso cantar y les llevó a la cima del éxito, en España y en Latinoamérica. Pero la relación entre Gil y Font era complicada y saltó definitivamente por los aires cuando estaban a punto de dar el salto a Estados Unidos.