HBO ha elegido como plato fuerte de su nueva temporada televisiva una puesta al día de uno de los títulos clásicos de la filmografía del cineasta sueco Ingmar Bergman. Una elección una tanto arriesgada para unos tiempos en los que priman los impactos gratuitos y donde parece que se escucha más a quien la suelta más gorda. Tras haber conseguido una de las series del verano con The White Lotus, la plataforma inicia ahora su sonata de otoño con una nueva versión de Secretos de un matrimonio y que será uno de sus títulos más potentes con estreno de un nuevo episodio por semana mientras llegan los vientos del invierno y la tercera temporada Succession, otro de los estrenos más esperados. Para arropar la llegada de Secretos de un matrimonio, HBO ha abierto el baúl de los clásicos e incorporado a su catálogo algunos de los títulos más destacados de la filmografía del director. Entre ellas se encuentran la película original que adapta la serie, así como Fanny y Alexander. Cito expresamente estas dos porque ambas fueron concebidas originalmente de forma episódica para la televisión. Bergman fue uno de esos directores que se negaron a denostar a la llamada por entonces caja tonta y mostró cómo a través de este medio se podían contar historias de tanta calidad o más que en la pantalla grande. Así que en cierto modo Bergman fue uno de los precursores de ese modelo de miniseries que luego perfeccionó HBO. Por contra a Woody Allen, que se vio muy influido por el cineasta, eso de las series se le atragantó cuando intentó crear una para Amazon. El éxito de estos trabajos de Bergman para la pequeña pantalla en su país motivó que el cineasta realizara un nuevo montaje para poder estrenarlas en salas cinematográficas y que son precisamente las que se conocen en todo el mundo. La versión reducida es la que se ha incorporado a la plataforma, acompañada de otros títulos como Gritos y susurros, El silencioComo en un espejo Sonata de Otoño. Una oportunidad para acercar su obra a aquellos que hasta ahora no la conocían y quieren perder el miedo a los clásicos.

El primer episodio de la nueva versión de Secretos de un matrimonio se estrenó este lunes en la plataforma y a lo largo de sus cinco capítulos (la serie de Bergman tenía seis) asistimos a distintos momentos de la vida de una pareja desde el momento en que empiezan a aparecer las primeras nubes de tormenta en su relación. Con la nueva serie, se pretende hacer una puesta al día del clásico bergmaniano. Debajo del poliamor, parejas interraciales, hombres antipatriarcado y mujeres empoderadas, la esencia de la obra de Bergman se mantiene casi cincuenta años después. Hay diálogos que son calcados al de la obra original, aunque parece que veremos un cambio de roles respecto a la obra original al adentrarnos en el quién hizo qué. Las dos empiezan exactamente de la misma manera, con una entrevista a la aparentemente feliz pareja tras una década de matrimonio. Escena en la que vemos que su vida no es tan perfecta como parece y comprobamos sus discrepancias tanto en lo que ambos dicen como en lo que callan. Es el inicio del fin. Ella es una empresaria de éxito y él profesor universitario que se encarga del cuidado de la familia. Hay que precisar que en la película original, ella era una prestigiosa abogada que trabajaba en un despacho especializada en divorcios. Una cena con unos amigos en la que tras haber tomado una copa de más su pareja de invitados desatan sus lenguas y empiezan a escupirse sapos y culebras es la que parece abrir la caja de los truenos para lo que vendrá después. Para los próximos episodios se nos prometen los momentos de la ruptura y posteriores reencuentros y reconciliaciones de la pareja a lo largo del tiempo.

No es una serie para quienes busquen acción trepidante, ni pegarse un largo maratón de fin de semana con palomitas. Es más bien para paladearla despacio, con largas escenas en las que una pareja desnuda su alma en la intimidad de la alcoba. Una lúcida reflexión sobre el fin del amor y surge la pregunta de en qué momento dos personas que se amaban empiezan a herirse en el momento en que dejan salir cosas que tenían guardadas dentro durante muchos años, mientras se explora la respuesta a la pregunta de ¿qué salió mal? Para cimentar bien una serie de este tipo eran necesario contar con un buen reparto y el peso de la trama descansa en el trabajo de Oscar Isaac Jessica Chastain que encarnan a la pareja protagonista en su día interpretada por Erland Josephson y Liv Ulmann (la gran musa de Bergman y de la que se acababa de divorciar cuando comenzó el rodaje de Secretos de un matrimonio). Tuve la suerte ver la versión teatral protagonizada por Ricardo Darín y Andrea Pietra a cargo de Norma Aleandro, para constatar las diferentes lecturas que se pueden hacer del texto que escribió Bergman en el año 73, ya que en esta adaptación añadían notas de comedia para rebajar la intensidad dramática. ¿Son las escenas de la nueva versión televisiva con los actores llegando al set de rodaje y que sirven de prólogo a cada episodio un homenaje a esas adaptaciones teatrales? El responsable del nuevo remake o reboot para HBO es Hagai Levi que siempre ha expresado en sus comparecencias públicas su respeto y admiración hacia la obra de Bergman. El showrunner fue responsable de una serie de culto como lo fue The Affair en el que se metía de lleno en el tema de las infidelidades de pareja y en la que se exploraba el torbellino emocional de cada una de las personas implicadas mostrándonos su punto de vista. También habría que buscar otras conexiones con la serie En terapia, cuyos episodios transcurrían en la intimidad de la consulta del diván de un psiquiatra.

Para aquellos que quieran saber más sobre los personajes de la obra original, hay que apuntar que tuvieron al menos dos apariciones más en la obra de Bergman. Uno de ellos es ese marido iracundo y que protagoniza una desagradable discusión con su mujer al que hemos conocido en el primer episodio de la serie y que protagonizó en 1980 De la vida de las marionetas (1980), donde asesinaba a una prostituta creyendo que era su esposa. En Saraband (2003), Bergman rodó el crepuscular reencuentro de los personajes interpretados por Liv Ulmann y Erland Josephson en el ocaso de sus vidas. Fue la última película de su larga filmografía y que hubiera estado bien que la plataforma hubiera recuperado para ese homenaje al cineasta.