En el fragor de las amenazas de Miguel Ángel Rodríguez, MAR, contra eldiario.es y contra la periodista Esther Palomera, en ese vendaval de intimidaciones que la mayoría de cadenas nos están ofreciendo en sus pantallas ("Os vamos a triturar. Vais a tener que cerrar. Que os den. Idiotas"), quisiera destacar la pincelada, en 'Al Rojo Vivo' (La Sexta), del periodista Ignacio Escolar.

 Recordó otras intimidaciones de MAR que forman parte de la historia negra de la televisión. Dijo, retrotrayéndose a los años 1996-1997: "Recuerdo cuando MAR amenazaba con meter en la cárcel a Antonio Asensio. No acabó en prisión, porque, tras las presiones del PP, tuvo que vender Antena 3 Televisión". Oportuno recordatorio. Entonces MAR era Secretario de Estado de Comunicación y Portavoz del Gobierno. Mandaba más que cualquier ministro de Aznar, incluidos vicepresidentes. No interesaba al Gobierno aznarista la línea que estaba impulsando Asensio Pizarro en su cadena. Y MAR fue el instrumento intimidatorio. Años después, en octubre del 2010, tuve ocasión de hablar de este asunto con MAR cuando aceptó venir a ‘Telemonegal’, en Barcelona Televisió. Le dije, en tono de afirmación: "Llamaste a Asensio y le dijiste: ‘O vendes, y además a quien nosotros te digamos, o eres empresario muerto’".

Sonrió MAR. No lo negó. Estuvo incluso ‘charmant’, como dicen los franceses. En la distancia corta, y cuando quiere, MAR es enormemente simpático y magnético. Pero matizó: "No fue exactamente así. Pero cuando estás en el cargo de Secretario de Estado de Comunicación tienes que tomar decisiones". Excusen que haya citado mi programa ‘Telemonegal’, pero creo que es relevante: fue la primera, y creo que única, ocasión, que MAR ha hablado de este tema en la tele. Después de aquella intimidación, Asensio se vio forzado a vender su cadena. El comprador elegido por Aznar fue aquel amigo suyo de pupitre, Juan Villalonga, entonces presidente de Telefónica. Lo primero que hizo al tomar posesión de Amtena 3 fue transformarla en un aparato de propaganda del Gobierno.

Estas intimidaciones y amenazas de ahora forman parte de una senda antigua y frondosa. La ventaja de los amenazadores es cuando detentan un cargo oficial prepotente. En este caso han pinchado en hueso. Los supuestos ‘triturados’ no se dejan triturar, afortunadamente.