En el negocio de narcotráfico que ha montado el protagonista de la serie de Netflix 'Mano de hierro' (Eduard Fernández) en el puerto de Barcelona ha envuelto a toda su familia, como su hermano (Sergi López) y su hija (Natalia de Molina). El recién llegado es alguien ajeno al clan pero con un pasado en común (Chino Darín).

El personaje de Chino es el único sin el apellido Manchado

Natalia de Molina: Su personaje no tiene que ver con la familia de sangre, sino con la que crea el protagonista para poder seguir ejerciendo su poder y sus abusos. Yo interpreto a Rocío, la hija de Joaquín, que en principio se mantiene más al margen porque no quiere involucrarse pero trabaja en la torre de control y, al final, es la que deja pasar las cosas. Luego, poco a poco, entenderá que tendrá que formar parte activa, aunque no quiera hacerlo.

Chino Darín: Yo soy Víctor, un gruista que trabaja dentro de la manga de estibadores de Joaquín Manchado, que controlan el cotarro y la gestión de los contenedores y la desestiba. A lo largo de la serie descubrimos que tiene otros motivos para estar ahí, y secretos que se van revelando. Además comparte un pasado lejano de cierta cercanía con Rocío y su marido, Néstor.

Sergi López: Yo soy el hermano y brazo derecho de Joaquín. Es la idea de familia y organización criminal, todo un clásico. Mi personaje también tiene un lado más tierno, pero al final la violencia no deja a nadie indemne, es contagiosa y forma parte de nuestras vidas.

¿Cómo ha sido trabajar en el puerto de Barcelona?

Natalia de Molina: Ha sido increíble conocer todo eso porque de otra manera es imposible acceder. Cuando piensas en el puerto de Barcelona piensas en el lado turístico, y esto es otro mundo, otra cara de la ciudad, un territorio muy hostil porque estás con la naturaleza, con el mar, con la humedad, con el frío, con el hierro...

Chino Darín: Con el puerto en funcionamiento pasaban máquinas y contenedores por el aire mientras íbamos de maquillaje al set. Pero cuando te subes a las grúas o a la torre de control tienes una perspectiva distinta de la ciudad. El puerto es fundamental para Barcelona pero está medio de espaldas al conocimiento popular porque el acceso está vedado.

Sergi López: Pero es un espacio muy cinematográfico. Entre grúas, barcos, contenedores y máquinas nosotros nos vemos muy pequeñitos ahí.

¿Tienen alguna anécdota?

Chino Darín: Por suerte no me pasó a mí, pero vi cómo se quedó atrapado un ascensor de los que suben a la grúa. Lo curioso es que hay que bajarlo a mano, hay un freno manual y tienes que hacer como una caída libre e ir parándolo. Da mucho respeto. Además, arriba se siente todo: el viento, la lluvia... Y tampoco está hecho para subir a rodar. Subir las cámaras o el equipo por las escaleras era una odisea.

Natalia de Molina, en 'Mano de hierro'. NETFLIX

¿La gente del puerto quedará satisfecha de la imagen que se da?

Sergi López: No lo sé. En el fondo es un mundo tan desconocido... Es una ficción que se basa, seguro, en cosas que pasan.

Chino Darín: Yo lo que sé es que estaban entusiasmados con ganas de mostrarnos un poco de qué trata su trabajo. Lo que no sé es si se van a sentir particularmente retratados en algún personaje...

Sergi López: Es una ficción sugerente. La gente que trabaja ahí debe de pensar que está basado en cosas que pasan, pero no nos enteramos ni de la mitad. Es que lo del puerto es alucinante, cuando estás ahí dentro te das cuenta de que es otra Barcelona. Es enorme y hay un montón de intereses, de movimientos y de materiales que entran y salen. Te pierdes, y a saber lo que puede pasar ahí dentro. Yo creo que la Guardia Civil también estuvo repasándose los guiones de la serie.

¿Pasó el filtro de la Guardia Civil?

Sergi López: Por supuesto. Alguien se lo miró diciendo: a ver hasta qué punto quedamos mal.

Chino, usted ha prescindido de su acento argentino en la serie.

Chino Darín: Hice lo posible para convencer a Lluís [Quílez, el creador] de que el personaje fuera argentino, pero no lo logré (ríe). Lo había hecho otras veces y por eso me sentía más confiado, pero me encontré con la sorpresa de que los tiempos para una película y una serie de ocho capítulos no son los mismos. Así que fue un desafío.