Su relación profesional se inició en La Cubana y maduró cuando hace más de 20 años trabajaron juntos en 'Homo Zapping' (Antena 3). Ahora, Yolanda Ramos (Sabadell, 1968) y José Corbacho (L’Hospitalet de Llobregat, 1965) son la protagonista (no podría ser otra) y el creador y director (además de hacer un 'cameo') de la serie de Atresplayer 'Un nuevo amanecer'. La ficción cuenta la historia de una 'celebrity' que toca fondo por sus adicciones para hablar de estas y de los entresijos del mundo de la televisión. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, advierten.

¿Cómo se gestó la serie?

José Corbacho (J. C.): Había acudido a un centro de desintoxicación en el que estaba un familiar y al ver a la gente que estaba ingresada pensé que sería una premisa para una serie. Ese día, además, había una chica con un chándal y un cigarrillo que me dijo: "¡Hola, te veo mucho por la tele!", y pensé: parece un personaje de Yolanda Ramos. A partir de ahí me planteé qué pasaría si a una 'celebrity' o un 'alter ego' de Yolanda le pasara eso y empezó a crearse 'Un nuevo amanecer'. Luego incorporé que fuera una estrella televisiva para poder hablar del mundo de la televisión. 

O sea, que desde un principio Candela tenía que ser Yolanda.  

J. C.: Sí, desde el primer día, en que apareció esa señora maravillosa.

Yolanda Ramos (Y. R.): Cosa que le agradezco... 

J. C.: Siempre fue ella porque quería explicar esta historia con un tono que transita por la comedia, pero sin frivolizar, sobre temas como las adiciones y los problemas de salud mental que provocan o de las que vienen. Y el mundo de la televisión y la adicción al trabajo, a la popularidad, al reconocimiento, al éxito... Pero también transitábamos mucho por el drama y quería hacerlo desde la verdad sin incidir en la comedia, Y como sé que con Yolanda podía jugar, como hace más de 20 años en 'Homo Zapping', que jugamos desde los personajes, siempre pensé en ella. Costó, porque entiendo que le diera un poco de respeto, de miedo...

Y. R.: Miedo. Era miedo. Por el personaje, por el curro que traía... Por muchas cosas. Hasta que un día me dije: déjate llevar, como la primera vez, de la mano de Jose.

Físicamente a veces cuesta ver a Yolanda. Pero al hablar, ahí está...

Y. R. : Jose quería que se borrara la Yolanda. Aunque la Yolanda que ve el público no soy yo. Me ha pasado desde que empecé, que hay quien me decía: "Tú eres María Teresa Campos". No sé por qué hago algo que parece que tienen algo de mí los personajes. Y no. Soy una tía que me encanta hacer punto de cruz o ganchillo y nadie se lo imaginaría. Y que ha llorado mucho y sigo llorando. 

J. C.: Una de las virtudes de Yolanda es que trabaja mucho. Y aquí hubo mucho curro. Nos conocimos en La Cubana, maduramos en 'Homo Zapping' y siempre nos ha ayudado crear los personajes de afuera para dentro. Con ese maquillaje, esa peluca.... nos separamos de Yolanda y de personajes que ha hecho, aunque saldrá su alma. Y eso es bonito si, además, la dejas jugar en libertad. Nos hemos adentrado en jardines más dramáticos, nos hemos cogido de la mano y hemos saltado a la piscina. El espectador verá a la Yolanda divertida de siempre, que es carne de memes, y a otra que le romperá el alma. 

¿Yolanda, ha aportado mucho al papel?

Y. R.: Siempre de la mano de lo que está escrito. Parte de ahí. 

J. C.: Eso nos pasaba en La Cubana y 'Homo Zapping'. Parece improvisación. Porque ella también es una creadora. Crea sobre la marcha. 

Y. R.: Esa libertad que te deja de crear sobre lo que ya está creado es muy buena.

La serie hace un retrato muy duro del mundo de la televisión.

J. C.: La tele es una trituradora, como lo deben de ser otros sectores. Lo que pasa es que en la sociedad actual va todo muy rápido. Quizá antes en la tele había personajes que se mantenían más tiempo. Todos estamos encantados de que haya más plataformas y consumimos más, pero vamos consumiendo las propias cadenas. Quería hablar de esos dos mundos: uno en principio tóxico, un centro de desintoxicación, que a lo mejor es más sano de lo que creemos, y el laboral, que puede ser más tóxico. Y de la vida de esta señora como madre y como hija.  

Y. R.: No está contando Jose nada que no ocurra en los trabajos. Lo que pasa es que al mover masas, si eres famoso eres muy famoso y si eres juguete roto, eres muy juguete roto. 

Ambos participan en 'talents'. ¿No les da miedo que les recriminen esa imagen que se les da?

J. C.: Esto es una serie de ficción y no está basada en personajes reales. Pero es cierto que es un mundo que conocemos y habrá quien diga: "¡Ah, están queriendo decir que en aquel programa...!". Pues no.  

Y. R.: Es que es mentira. Ni yo me drogo (ríe). Se pueden creer que es eso. Y como tengo esta imagen así....

J. C.: Ahí hay un juego que está provocado así. Porque alrededor de un personaje de ficción queríamos ir montado un mundo real. Está Anne Igartiburu presentando el 'talent', La Terremoto de Alcorcón haciendo de ella y yo, de mí. Nuestra intención es superar la realidad, pero esta no nos lo pone nada fácil.

¿Por qué creen que las adicciones y la salud mental son aún tabú? 

Y. R.: La fase última de la depresión, como en otras enfermedades mentales, es la muerte. Yo creo que es un tabú porque el suicido estaba muy mal visto por la Iglesia. Y eso aún no nos lo hemos quitado de encima. 

J. C.: Luego hay algo más terrenal, que es la propia sociedad. Hay adicciones que esta acepta. Como la adicción al trabajo, porque es productiva, la de comprar, a las redes sociales , a las tecnologías... Cuando la adicción a las drogas deja de ser productiva, metes a la gente en centros. Y me gusta hablar de los adictos que están dentro, pero también de los que están fuera. La serie transita por todos esos caminos. Con el humor y la comedia, sin frivolizar, sino con el tono que tiene la serie, puedes hablar de grandes temas.

Candela puede provocar rechazo, en cambio tiene algo de entrañable. ¿Es difícil alcanzar ese tono?

Y. R.: Emmm.

J. C.: Para ella no, pero es muy difícil. Yo le decía: ¿cómo hacemos que esta señora caiga bien? Porque si Candela Nieto no cae bien, esto se desmonta. Dirías: "¡Oye chata, eres famosa, rica: espabílate!». Pero es una pobre mujer, una pobre madre, y logra que se empatice. Yolanda tiene aquí (señala al corazón de la actriz) una magia que hace que te caiga bien, aunque sea un desastre.