Alberto García Ferreiro fue un elocuente abogado, polémico periodista y célebre poeta, que sintió y amó a Galicia como a su patria siendo hijo de un castellano de Valladolid y de una madre gallega ourensana.

Compuso el precioso eslogan popular de A Coruña, "si me deran d´escoller, qu´escollería, ¡si entrar de noite na Coruña ou no Ceo de día!", que está en la boca de todos los coruñeses y forasteros llegados a esta ciudad. Confieso que cuando llegué, en 1969 por primera vez, a esta hermosa ciudad, recuerdo que

lo que primero escuché fue precisamente esta hermosa frase.

Alberto García Ferreiro nace en Sobrado del Obispo, provincia de Ourense, el día 1 de marzo de 1860. A los nueve años, ingresa en el Instituto de Segunda Enseñanza de esta ciudad terminando sus estudios de Bachillerato en 1874. Al año siguiente, cursa los estudios de Derecho en la Universidad de Santiago de Compostela donde obtiene la licencia en dicha disciplina.

Regresa a Ourense donde ejerce de abogado con gran éxito debido a sus conocimientos jurídicos y a sus dotes oratorias. Funda y dirige varias publicaciones, La Pluma, La Semana, La Defensa de Galicia y colabora hasta su desaparición en la revista O Tío Marcos da Portela que dirigía Valentín Lamas Carvajal.

Un autor bilingüe, escribe en lengua castellana el drama Luchar por la Patria que estrena, en 1879, en teatro Principal de Santiago Compostela, los versos Gritos del alma, en 1880, y el Discurso sobre Garcilaso de la Vega y sus obras; y en lengua gallega escribe los libros de poemas Volvoretas, Ourense 1887, Chorismas, Coruña 1890, Follas de papel, Madrid 1892 y Lenda de Grería, Ourense y Coruña 1891, su mejor obra, que es un canto épico a la defensa de la ciudad de A Coruña contra lo invasión inglesa del almirante Drake obteniendo, en 1890, el primer premio del Certamen Literario organizado por el Liceo Brigantino de dicha ciudad.

Percibió la belleza natural marítima paisajista de Coruña y sintió una verdadera admiración y amor hacia ella, a la que describe hermosamente con el poema titulado Ben te vin, dedicado a Mariano de Cavia, donde entre sus encantadores versos le canta: "Cando te fun visitar, vendo a miñ´alma a suxeta a hermosura do teu mar, díxome Dios, ¡canta, poeta! ¡ Eu chorei pra te cantar! Chorei, qu´eu no sabería, é que san Pedro no me escoite d´e escoller, qu´escollería, ¡ si entrar na Coruña de noite ou no Ceo de día!". Versos que están en los labios de todos los coruñeses y que constituyen el mejor eslogan de la ciudad herculina.

En otras sus poemas destacan los titulados Ruidá y Paso, donde critica los vicios de la soberbia, orgullo y vanidad frente a las virtudes de la humildad y pobreza. En el primer poema, escribe, "vexo andar as virtudes por as calles é ninguén lles vai caso nin-as mira, porque van farrapeiras e lixosas estrozadas e múrcha-las probiñas; e pasan as infamias por-las ruas e tod´o mundo se detén pra velas porque van majestosas, y-estrevidas longrestantes d´orgullo e de soberbia".

En el segundo poema, Paso, escribe, " ahí vai o hidalgo do coto do Olás, o úneco herdeiro por morte do pai de un cacho de casa, de un monte o tosal, dun pé de castaño, dun eido en Paizás, dun odre sin pelgos, dun sacho sin pau, dun boi sin un corno, de medeo lagar, dun carro sin eixe, timón sin ladrás, dun pico sin arcos do cú dun barcal, dun rodo sin cresta e un ano sin lá, ¡abríllede paso, deixádeo pasar, que le más fume que un pavo real".

Fue una persona liberal y progresista, delegado de la Asamblea Central Regionalista Gallega, de la línea de Manuel M. Murguía, y uno de los mayores promotores de la erección de la estatua de Concepción Arenal en la ciudad ourensana. Rompió su amistad con Lamas Carbajal sosteniendo grandes polémicas periodísticas desde las publicaciones del Derecho y La Defensa de Galicia con él, quien le replica desde El Eco de Orense.

En los últimos años de su corta vida deja su actividad profesional de abogado y periodista, se dedica a la educación de sus hijos y a la actividad literaria en Santiago de Compostela, donde fallece el 9 de febrero de 1902. El Ayuntamiento ourensano le ha colocado una lápida a su memoria en su casa natal.