Mientras la gran prensa generalista española pierde lectores, la italiana los ve crecer. Este sería un resumen general, aunque luego todo debe matizarse. Pero el dato desnudo salta a la vista: los dos primeros diarios españoles muestran una tendencia a la baja, mientras los italianos la muestran al alza.

A los datos nos remitimos. El líder italiano, que no es otro que el romano La Repubblica, aumentó en 60.000 lectores, que equivalen a un 2,5%, entre el primer y el último cuatrimestre de 2010. Su gran competidor y en otro tiempo campeón peninsular, el milanés Corriere della Sera, ganó en el mismo periodo cien mil lectores, equivalentes a un 3,4%. Pero el mayor crecimiento lo experimentó el turinés La Stampa, al crecer un 23%. Todo ello según los datos del medidor Audipress.

En España, comparando datos de EGM de 2010 y 2009, nos da que El País ha perdido un 7,5% de sus lectores, y El Mundo, un 1,5%. Pero entre tanto, hay quien crece: es el caso de los dos rotativos de Barcelona. La Vanguardia lo hace un 3,5%, y El Periódico, un 3,1% (beneficiados ambos por un año político agitado en Cataluña). Lo cual no les impide perder difusión pagada, dando la razón a aquel gerente de un diario regional que, viendo siempre ocupados los ejemplares de un bar, decía: "somos el mayor gratuito de nuestra zona".

¿Por qué aumenta la lectura de la gran prensa italiana de pago? El director de Audipress, Dino Bichisau, en conversación con el corresponsal de La Vanguardia, lo atribuye al esfuerzo de las redacciones para buscar contenidos desligados de la actualidad política, temas propios de las revistas de divulgación, que van de la historia a la salud. Las noticias desnudas, dice, ya no venden.

El problema de las noticias desnudas (y en la Italia actual esta expresión puede ser divertidamente polisémica) es que envejecen a gran velocidad. Las ocurridas en la víspera ya son conocidas por todos cuando las rotativas empiezan a girar. Las exclusivas que levantan los propios periódicos se replican en radios, televisiones, redes sociales y webs de agregación (léase apropiación) antes de que abran los quioscos. Una investigación que puede haber costado cientos de horas de trabajo es buitreada en cuestión de minutos. ¿Quién se atreverá a correr con el cuantioso gasto?

El formato del periódico impreso es todavía, sin embargo, el más adecuado para el consumo personal e intransferible de contenidos reposados y gratificantes para el espíritu curioso. Textos e ilustraciones con los que no puedan competir ni la fragmentación alocada de los medios audiovisuales ni la levedad silbante del tweet. Por ahí parecen apuntar las apuestas de la prensa italiana. Y tal parece que haya público para ello. Ojalá que también aquí.