. l próximo sábado santo, 23 de abril, será este año el Día del Libro. No lo celebrará, desde luego, un pariente al que descubrí hace poco con un par de volúmenes bajo el brazo. Como si lo hubiera pillado en un renuncio vergonzoso, ya desde lejos me gritó una disculpa para evitar mi suspicacia: "¡No son míos!". Otra vez, viéndome cargar en el coche unas cajas de libros para una donación, me confesó un conocido que pasaba por allí: "Si yo leo todo eso, me vuelvo loco". Le respondí con la verdad: "Pues si yo no hubiese leído todo eso me habría vuelto loco".

Muchas veces me preguntan sobre la lectura y quiero hoy que contesten por mí algunos empedernidos lectores que son o han sido en este mundo. Comencemos. ¿Cómo podría definirse la literatura? Responde Samuel Johnson, sabio inglés cascarrabias: "Todo lo que nos hace olvidar el aquí y el ahora, todo lo que nos aleja de nuestra circunstancia personal, todo lo que nos ennoblece, todo lo que nos mejora". Segunda pregunta: ¿Hay efectos secundarios por leer? Responde el crítico y editor Constantino Bértolo: "Otorga silencio, consuelo, oscuridad, compasión y dulce cansancio". ¿Hay que leerlo todo, acabar todos los libros que se empiezan, leer libros pesadísimos? Responde Umberto Eco, sabio italiano: "No se dejen amedrentar por los que dicen que hay que leer sólo libros importantes. Tengo recuerdos intensos y muy hermosos de libros quizá insulsos, pero que alimentaron largas tardes de excitación". Y lo corrobora el gran investigador Alberto Manguel: "No comparto esas supersticiones que existen en torno a la lectura, como la de tener que acabar un libro o leer libros llamados importantes, la de leer uno solo a la vez, la de no escribir en ellos. Un verdadero lector no se cree esas cosas". Sigamos preguntando: ¿Se vuelve uno un raro amargado si lee? Responde Paul Auster, novelista de alta fama: "La literatura es esencialmente soledad y, pese a todo, el acto de la lectura permite una comunicación profunda entre los seres humanos". ¿Leer da la felicidad? Responde Mario Vargas Llosa, último Premio Nobel: "La literatura contribuye no a hacer más felices, pero sí menos resignados y más libres a los seres humanos". ¿Por qué no aprovechar los placeres de la vida y dejarse de escarbar en la memoria con los libros? Responde Dráuzio Varella, oncólogo brasileño y escritor: "En el mundo actual, se está invirtiendo cinco veces más en medicamentos para la virilidad masculina y silicona para mujeres, que en la cura del Alzheimer. De aquí a algunos años, tendremos viejas de tetas grandes y viejos con pene duro, pero ninguno de ellos se acordará para qué sirven". ¿Qué pasa si no leo? Responde José Luis Sampedro, sabio total: "¡Desdichados los que se privan de estas navegaciones insustituibles, indispensables, enriquecedoras! ¡Abramos sus ojos a la lectura!". ¿Nunca estaré deprimido si leo? Responde Miguel Sánchez Ostiz, autor guerrero: "La literatura viene a ser un bálsamo del tigres, que no cura, pero alivia un rato".

Y, por fin: ¿Cuál sería el máximo nirvana al que un lector podría aspirar? Responde Fernando Savater, filósofo y ciudadano ejemplar: "¡Ah, si leer estuviese convenientemente retribuido! ¡Si algún Estado realmente filantrópico pagase por página leída y automáticamente la cuenta bancaria se engrosara tras cada novela policíaca o cada tratado de metafísica que concluimos! Yo sería hoy mucho más rico y creo que habría vivido desde la niñez más contento: probablemente nunca me habría molestado en hacer otra cosa". Feliz Día del Libro 2011.