Sobre el origen del icono de la manzana mordisqueada de Appel hay diversas teorías (que van de Newton a Eva). Resultaba imposible que, viviendo sus protagonistas, no se supiera con certeza su origen, pero la muerte de Steve Jobs puede alimentar la magia del origen ignoto, fuente de todo misterio religioso. Appel ha funcionado siempre así, como una religión laica y tecnológica, con devotos a los que ha cambiado la vida, y un cierto fanatismo en la defensa del territorio operativo, estético y hasta moral. Por eso el sereno final de Steve Jobs es visto como la muerte de un profeta, y no en la acepción que hoy se aplica a un gran innovador de la ciencia o la técnica: más bien un profeta de los de antes, que nos redimió de los sufrimientos de Job, los transformó en sabrosa manzana y les puso colores. Bien mirado, con bagaje incomparablemente menor muchos han subido a los altares.