Aunos días de las elecciones generales, el comportamiento de los políticos supera al de las geishas. Ríen, sonríen, reparten abrazos cuerpo a cuerpo, todo es inescrutable. Todo, repetimos, sea bienvenido, si Galicia sale de su melancolía y vuelve a sonreír. El humor es signo inequívoco de madurez, la forma realista de enfrentarse a la vida. El resultado del humor es la sonrisa, y su hermana mayor la risa, la mejor terapia cuando se hace con moderación. Necesitamos, por lo tanto, políticos que sepan reírse de sí mismos, que es el mejor síntoma de salud mental. Rajoy es un autómofo, sabe reírse de sí mismo. Con sonrisa irónica, ha sabido moverse sin prepotencia, más atento a las observaciones que a las deducciones, sabedor que en España las masas varían o desvarían entre el que manda y el que obedece. Entre el socialismo apócrifo que nos circunda, Rajoy, bien equipado para gobernar, no necesita que lo aleccionen, ya lo hace él mismo. En la otra banda, Rubalcaba, con la sonrisa pícara a bordo, evidencia una especial facultad para escamotearse a sí mismo. En su discurso, enfocado a la militancia, prima más la ideología que la razón. Nuestro paisano, el ministro de Justicia, Francisco Caamaño, candidato por La Coruña, luce sonrisa bastanteadora, como si quisiera medir sus debilidades y descargarlas sobre los demás. Otro gallego ilustre, el titular de Fomento, José Blanco, se distingue por su sonrisa lúbrico-labial. Su rostro refleja el panorama inequívoco de cuanto acontece en las filas del socialismo español. Como contrapunto de la política nacional, no dejaremos de mencionar a Mayor Oreja, de sonrisa triste, como si regresara de un funeral, y el agonista José Bono, de sonrisa floreada, de diana o de retreta, dispuesto a entonar el Gloria in excelsis Deo. Hay en las listas candidatos de menor cuantía a la caza del voto, para asegurarse su futuro. Son personajes de servicio, serviciales, amigos de hacer favores. Lo grave es si pretenden cobrarlos. Quienes así se comporten merecen una patada en el culo, órgano cínico por excelencia.

Bienvenido el AVE a Santiago desde Ourense. A La Coruña llegará, según dicen, un tren de "velocidad alta". Nos venden la píldora de ahorrar una hora con Madrid. Completar el recorrido del AVE hasta Madrid, ni se sabe. Todo trayecto ferroviario español que supere las tres horas de recorrido será un atraso.