Es una pena lo de este muchacho, con lo que lucía en las fotos con ese cuerpazo y esos ojos, y nos lo apartan de la familia por no tener un comportamiento ejemplar. A uno de mis primos también lo apartaron mis tíos por impresentable, pero él no tenía títulos. ¡Con lo que han sido las monarquías en este país a lo largo de los siglos...! Ha debido pensar Urdangarín entre los soflamones de indignación en que anda inmerso estos días, el pobre. Mi compañera de mesa cree que es una pena esto, por los niños más que nada, esa pandilla de retoños de anuncio de suéter de marca, y por doña Cristina a la que, pese a andar a mitad y mitad con su marido y a figurar como vocal en la fundación objeto de la investigación, han dejado al margen de la tostada. Y es que este país será muy moderno, pero ¿alguien se imagina a una infanta de España en los banquillos de un juzgado?

Yo lo siento por el Rey, al que los yernos más que príncipes se le vuelven ranas, y por el fotógrafo de la casa real, que se va a volver loco borrando con el photoshop, pero hay que reconocer que el tema da marcha. Ahí tienen al propio jefe de la Casa Real, José Spottorno, tan gráfico con lo del comportamiento -no ejemplar- del duque de Palma que hace inevitable imaginar una tormenta en Zarzuela digna de un reality que yo sí pagaría por ver, porque si Spottorno dice lo que dice, es porque lo dice el Rey, mientras que su esposa no ha dudado en acudir a Washington dejándonos una impagable imagen en el Hola respaldando al yerno con la mejor de sus sonrisas. Si es que ella ante todo es madre y abuela, me dice mi madre, que es una defensora ferviente de la Reina, cuando ve a los comentaristas de la tele cuestionando el apoyo de doña Sofía a su hija y a su marido con la que está cayendo. No sé lo que habrá pasado entre el Rey y la Reina, pero aun tiemblo al recordar los disgustos familiares por mi primo, porque mi tío le negó la entrada a la casa mientras que su madre le enviaba dinero y bocatas a escondidas. No sé aquí cómo acabarán. Hay quien dice que la Casa Real puede sufrir un duro varapalo pero no sé por qué. Si el propio Urdangarín asegura que no sabía nada de irregularidades, y su mujer aun sabía menos, ¿qué iban a saber los Reyes o los príncipes de Asturias? Al fin y al cabo a todos ellos el dinero siempre les ha venido porque sí. Además, la publicidad para la institución es impagable. Después de años y años bajando el volumen de la tele en cuanto aparecía, este año el rey don Juan Carlos tiene garantizada la atención de todo el país en su discurso de Nochebuena. A ver si nos cuenta cómo le va a la familia.