Cualquier profesional de la enseñanza solo tiene que echar un vistazo a su entorno más inmediato para comprobar los efectos perniciosos de la reforma laboral en su vida particular y en el futuro inmediato de sus alumnos; el paro y el empleo precarios nos cercan a todos sin discriminación, pocas disculpas podrá poner ninguna mente racional para aceptar el futuro escenario laboral, si no viene de la mano del miedo o de intereses cercanos a los de los mentores de los cambios que ya nos amenazan.

Aunque el Gobierno la justifica alegando que creará empleo a medio plazo, su efecto inmediato va a ser un importante número de despidos en el sector privado y en el público. El ejemplo fue la anterior reforma que creó 1.500.000 parados. Se transforma de un plumazo la negociación colectiva en el corral del liberalismo, rompiendo gran parte de las reglas del juego acordadas en los albores de nuestra democracia, y que tantos beneficios sociales y laborales ha dado. De manera tan inútil como extremadamente dura desvirtúa la flexibilidad interna recientemente pactada entre patronal y sindicatos. En su entusiasmo ante el decretazo la propia CEOE anima a adaptar el Acuerdo a la Reforma, no la Reforma al Acuerdo.

En cuanto a las repercusiones de la reforma en el sector de la enseñanza y en los servicios socioeducativos, es preciso matizar que, aunque aparentemente no afecta de momento a los sectores funcionariales mayoritarios, es evidente el peligro de modificación del Estatuto Básico del Empleado Público en la filosofía de adelgazar las plantillas públicas y no solo por la vía de no convocar oposiciones. Por eso el profesorado ha de estar alerta, la mejor defensa de sus derechos es la protesta unánime contra esta reforma. Los ERE tocan a la puerta en los sectores laborales de la enseñanza pública y en la universidad, el despido por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción en personal laboral al servicio de los entes, organismos y entidades que forman parte del sector público, y causas económicas es que no haya presupuesto. Por lo tanto tenemos a 700.000 trabajadores que entraron opositando para personal laboral con posible despido gratuito. Los funcionarios del sector público de la enseñanza no pueden dejar caer en saco roto lo que se está aplicando con rigor en comunidades como Madrid, Valencia o Cataluña. La privatización de los servicios, el recorte salarial, por la vía del aumento de jornada y, sobre todo, la descarada cesión de suelo, instalaciones y servicios a empresas privadas presagia que el servicio público de calidad puede pasar a la historia sin que estos señores se pongan colorados. Presten un poco de atención a los presupuestos generales del Estado, cuyo borrador conoceremos el día 30 de marzo y agárrense fuerte a la cartera, porque o paramos esto o el retroceso será de décadas.

Pintan bastos con la aplicación del gran invento de la reforma, el contrato de trabajo por tiempo indefinido de apoyo a los emprendedores, con período de prueba de hasta un año y despido libre (no indemnizado), se puede convertir en la modalidad habitual de contratación para todos.