El alcalde de La Coruña, a la vez presidente provincial del Partido Popular, se ha apresurado a conformar el elenco que ha de acompañarle en las lides electorales autonómicas, en pos de la reelección de Núñez Feijóo al frente de la Xunta de Galicia. En el acto de presentación, el Sr. Negreira señaló que el PP es el único partido "con un programa para cumplir". Se ve que la realidad le vence. Relea la letanía de promesas que ofreció en la campaña municipal y recapacite antes de lanzar proclamas. Obsérvese cómo, sin inmutarse y por designios de la Xunta, cambia el metro ligero por un tranvía milenario. La reciente medida prueba cómo se pagan alcabalas por servilismo. Nuestro regidor necesita integrarse socialmente en la vida ciudadana, razón esta que nos priva pedirle lo que no es capaz de poder hacer. La campaña electoral "puerta a puerta" ideada "para dar solución a los problemas de los vecinos" merece, como filosofía crítica, una sonrisa condescendiente. Es el reflejo de la impotencia disfrazada de modestia, es la imposibilidad de decir palabras soñadoras. Habituados al manual partidario, sus dirigentes rehúyen de la articulación de un discurso sólido y creíble: la llamada flauta mágica, como esgrimían Valle Inclán, Ortega y Federico. Hay que huir de los políticos embargados por la controversia sistemática y beber en los clásicos, aunque no todos coincidan con García Lorca cuando creía que España era de color naranja, o sea, sacrificio. En política, como en el teatro, la propaganda la hace el propio artista. Al "boca a boca" a domicilio que propone el Sr. Negreira, podemos responderle con su manido tópico "no toca".

Otrosidigo

Zara, la marca española más acreditada mundialmente, encabeza en nuestra ciudad otras más modestas pero conocidas internacionalmente como son el RC Deportivo de La Coruña, Calvo, Estrella Galicia, etc., cuyas sinergias debieran ser aprovechadas por el Ayuntamiento local para poner en el mapa la ciudad. Salvo error u omisión, nada se ha hecho en este sentido. Unos siguen preocupados por el empape y otros, por las trouladas.