Entrevistó Jesús Hermida a Juan Carlos I en la televisión pública y no aparecieron ni Botsuana ni Urdangarin, ni palabras como "salud" o "quirófano", porque era un regalo de aniversario. No se mojó el monarca (ni lo intentó el entrevistador), aunque lanzó una frase filosófica: "una cosa que falta yo creo que es la vertebración del Estado". Por ahí asoma Ortega. La citada vertebración es vista como un asunto pendiente desde el matrimonio de Isabel y Fernando, hace 543 años, y no se ha conseguido en todo este tiempo. Ni con los reinos separados de los Austrias, ni con el reino único de los Borbones, ni con las repúblicas, ni con el franquismo, ni con la presente monarquía constitucional. A lo peor resulta que no puede ser porque es imposible, y tal vez Ortega erró en el título de su ensayo, que no debió llamarse España invertebrada sino España invertebrable.

Lanzó pues el Rey esa frase y también una referencia a los rupturistas y a la unidad, y cabe preguntarse si debemos hacerle caso. ¿Dispone el ordenamiento que sea él nuestro guía de opinión política? Claro y conciso: no. La Constitución dispone que el rey "asume la más alta representación del Estado" y "arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones", pero añade que "sus actos estarán siempre refrendados" (por los presidentes del Gobierno o del Congreso, o por un ministro, según de lo que se trate) "careciendo de validez sin dicho refrendo". No me consta que el BOE haya publicado ningún decreto refrendando las respuestas del Rey a las preguntas de Hermida. Por lo tanto, no tienen validez oficial. Son las opiniones de un particular, a quien cada uno otorgará el predicamento que más le plazca.

Pero no de un particular cualquiera, claro está, sino de uno muy especial. Y no solo desde el punto de vista legal. Que no es como los demás se demostró en un aspecto formal de la conversación: mientras el Rey se pasó todo el rato tuteando a Hermida, este le trató siempre de usted, de "señor" y de "vuestra majestad". Simples usos y costumbres cortesanos, naturalmente, pero entonces no me queda claro si la entrevista pertenecía a la sección política o a la del corazón.