Los que echamos combustible en los vehículos, con frecuencia habremos sufrido el engorro de separar los finísimos bordes de los guantes de plástico que te facilitan en las gasolineras. Hay quien se desespera y prescinde de ellos aunque luego la mano le huela a rayos hasta lavarse. Pensé en ello cuando un día oí a Sonia, una jovencísima limpiadora con melena ensortijada, quien al grito de "¡Esta bolsa a mí no me toma el pelo!" zarandeaba con tal coraje y maña una de esas bolsas de plástico de la basura que vienen enrolladas, que a la fuerza la bolsa tuvo que separar sus bordes y llenarse de aire ante el empuje que Sonia consiguió remover con su zarandeo. En muchos productos se recomienda, Agitar antes de usar, movimiento que viene bien para homogeneizar el contenido, y uní este pensamiento con la imagen del enérgico zarandeo de la limpiadora para abrir los bordes de la bolsa al terreno de la realidad nacional, realidad atosigada por tal grado de corrupción pública que está pidiendo a gritos un zarandeo enérgico para que, de una vez por todas, se abra el grano de pus que padecemos y echemos fuera toda esa podredumbre.