Tras la catástrofe llega la hora de buscar explicaciones, responsabilidades y si es el caso culpables. Lo último sobre la tragedia del Alvia es el auto judicial en el que lo primero que se afirma es que la causa esencial del descarrilamiento ha sido la indebida conducción por circular a excesiva velocidad, para preguntarse después si concurrieron otros factores en el accidente. Descartados defectos estructurales en el tramo objeto de atención, el juez afirma sobre las medidas de seguridad que se incurrió en omisión de cautelas elementales por lo que acuerda solicitar una variedad de informes técnicos y recibir declaración en calidad de imputados de las personas de Adif responsables de la seguridad en el tramo Ourense-Santiago. Habituados a la lentitud de las actuaciones judiciales se agradece la celeridad en esta ocasión pero desconcierta un punto que se señalen imputaciones antes de haber conocido toda la información técnica que el instructor solicita en el auto, cuando parecería más lógico que se procediera al revés. Lo mismo sucede con la dura afirmación de que se omitieron cautelas elementales sobre seguridad. En todo caso lo aconsejable es ser prudente aunque no sea lo más frecuente. Las conclusiones definitivas tardarán en llegar y no serán las del juez instructor que acabamos de conocer, sino las del tribunal designado en su día para dictar sentencia.

Dicen los técnicos solventes que cuando un accidente se produce se investigan las causas y se pone remedio de modo que otro igual no volverá a producirse, aunque no sea descartable otro por un motivo distinto. Instalados en la sociedad que paradójicamente más riesgos asume pero menos consiente sus consecuencias, hemos llegado a creer que el accidente no puede producirse porque tiene que haber siempre un modo de prevenirlo y evitarlo. Técnicamente puede ser así, pero con eso no se termina el razonamiento. Nos cuesta hablar de dinero en estas ocasiones y parece inaceptable sostener que la causa de un accidente tenga que ver con el coste de las medidas de seguridad, pero lo cierto es que es así. Porque no puede ser de otra manera. Cuántas veces han escuchado a un técnico decir ante una dificultad aquello de, hacerse se puede hacer pero costará muchísimo. Se trata de saber si la seguridad total existe y además si se puede costear. Salir ahora con que en los recortes impuestos por la troika y el gobierno está la explicación de la catástrofe, no deja de ser demagogia barata.