Me da pena Iker Casillas, desde la absoluta ignorancia de los míticos resortes secretos del fútbol lo confieso. ¿Por qué le están haciendo esto en el club de sus amores? Digo yo que entre una portería vitalicia y esta pesadilla, que parece firmada por el Fondo Monetario Internacional en su búsqueda de un mundo sin contratos indefinidos y donde la veteranía sea un desdoro, debe haber un término medio. Una forma elegante de preparar la salida. Pero no. Un buen día te levantas y todos tus logros, tus premios, tu esfuerzo y tu lucha cotizan más a la baja que las acciones del videoclub de la esquina. Campeón del mundo, campeón de Europa, mejor guardameta para la FIFA cinco veces seguidas, y tío majo con novia guapa, te han enfilado en los despachos por algo que dicen que dijiste y ya no hay marcha atrás. Ya te está pitando una parte de la masa enfurecida. Igual dentro de diez años te hacen un homenaje, pero de momento siéntate a mirar en el banquillo. De repente se han dado cuenta de que pueden hacerlo y lo hacen. No hay más. Nos puede pasar a cualquiera. Ese balonazo en toda la autoestima no hay quien lo pare.

Me da lástima Ben Affleck, que es un actor decente y un director de películas que me encantan. Le han elegido para encarnar a Batman en El hombre de acero 2 y rápidamente se ha generado un movimiento en su contra porque no se le considera digno de interpretar al superhéroe sin superpoderes. En un solo día, Twitter recibió 96.000 mensajes sobre el asunto, casi todos ofensivos para Affleck. Opinan los entendidos que el autor de Argo no es digno de enfundarse unas mallas y una careta de murciélago, y han empezado a recoger firmas en la web change.org para pedir a los estudios Warner que reculen y busquen a otro con más carisma, mejor mentón, que resulte creíble. Increíble si se tiene en cuenta que le preceden en ese papel el rígido Michael Keaton, el soso de Val Kilmer e incluso George Clooney, que no quiere oír hablar del peor personaje de su carrera. Ya van más de 70.000 firmas. Ganaste un Oscar como guionista y otro a la mejor película, tres Globos de Oro y dos Bafta, ¿y qué? No estás empadronado en Gotham como los activistas de sofá que intentan cambiar el mundo a golpe de clic en internet.

Mucho me alegraría si Ben Affleck finalmente renunciara a hacer del héroe murciélago que emplea su intelecto para salvar al mundo y a cambio dedicase su talento y su tiempo a crear otras cintas como Adiós, pequeña, adiós, The Town (ciudad de ladrones) o Argo. Saldríamos ganando, aunque pareciese un triunfo de los fans de Batman. Sin embargo apostaría a que los de la Warner han hecho sus cálculos desde la certidumbre de que su elección les hará ganar dinero, y no escucharán a esos 70.000 directores de casting aficionados. Esos irán al cine aunque sea para ciscarse en Affleck y en sus bíceps insuficientes. De hecho, aprovechando la polémica los productores han revelado que el vilipendiado filmará no una sino varias aventuras del Caballero Oscuro. Espero los mismos oídos sordos de Vicente del Bosque, que ha de tomar una decisión respecto a la portería de la selección española, y se encuentra a su meta favorito en el destierro merengue. Ponga a Iker, marqués, que en el fondo importan las formas. Y si la fastidia no pasa nada. Hasta el mejor superhéroe echa un borrón y entonces simplemente han ganado los malos.