Sí, ya está aquí el temido y, a la vez, deseado año 2014. El año que, con toda probabilidad, devuelva a Bruselas y Estrasburgo a algunos de los políticos de primera y segunda fila que, en el año recién finalizado, han hecho menos de lo esperado y, posiblemente, de lo que ellos mismos deseaban. La política es así.

Y como en la mar la política es casi un 90% del quehacer diario -repartos de Totales Admisibles de Capturas (TAC) y cuotas, compensaciones que nadie entiende, Política Pesquera Común (PPC), ayudas económicas, lobbies, sonrisas y lágrimas, amargas noches y días de hacer la maleta para aprovechar el fin de semana...-, pongamos que el Gobierno del PP hace una crisis y el Ministerio que afecta al sector marítimo-pesquero resulta descabezado porque alguien con nombre en Europa debe encabezar la lista del PP a las próximas elecciones europeas.

El bagaje que llevará tras de sí el ministro Arias Cañete si, como se dice, será el elegido por Marino Rajoy para sentar de nuevo sus reales en Bruselas y Estrasburgo, no es que sea muy importante en este momento para el sector dependiente de dicho Ministerio, en lo que a la mar se refiere. Incluso en Agricultura. Pero es un hombre, Cañete, al que echarán de menos los pescadores del golfo de Cádiz, no tanto los del caladero Cantábrico Noroeste.

Ya estamos, pues, en los inicios de 2014, el año de la recuperación -según Mariano Rajoy- y el año en el que las medidas que impondrá la Política Pesquera Común no dejan de inquietar a unos y otros.

Ya está aquí 2014. Y, como no se consuela el que no quiere, se pide que al menos sea, globalmente, como el precedente 2013, que se fue arreglando a trancas y barrancas y que, en el coletazo final, su último estertor, trajo la noticia de algunas posibilidades más de pesca de las que se venían barajando desde el 1 de enero de hace un año.

Que Dios -el que sea- reparta suerte. Va a hacer falta.