También en esta ocasión sus señorías de lo tomaron con calma. Cerca de un año y medio empleó el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia en decidir si abría o no una pieza separada para investigar a la conselleira de Traballo por un presunto tráfico de influencias en el marco de la llamada operación Orquesta. Poco antes de abandonar el juzgado de Corcubión, ya con un pie en el estribo, el juez que instruyó aquel caso de corrupción entre alcaldes y contratistas de A Costa da Morte, Andrés Lago Louro, pidió que se analizaran una serie de indicios que a su juicio hacían sospechar que Beatriz Mato habría intermediado para enchufar personal en el geriátrico de Vimianzo.

La sala de lo Civil y lo Penal del alto tribunal gallego da carpetazo al asunto al considerar que las sospechas del juez no tienen la más mínima consistencia. Esa justamente era la tesis de la Fiscalía: que no hay constancia, ni en correos electrónicos ni en escuchas telefónicas, de que la también diputada autonómica -y número tres del PP de A Coruña- llevara a cabo ninguna de las gestiones que presuntamente le había encomendado el regidor de Fisterra para colocar a dedo a personas afines en la plantilla de una empresa privada, que tiene sus propios criterios de selección, basados en la publicidad y la transparencia, como subrayó no hace mucha la propia señora Mato y reconocen ahora los magistrados.

Esta resolución judicial supone un gran alivio para la interesada, que, como su entorno, siempre estuvo convencida de que la cosa quedaría en nada, especialmente después de conocer los términos del escrito del juez Lago. Sin embargo, no las podía tener todas consigo, dado el más que delicado momento en que nos encontramos. Con docenas de políticos gallegos investigados e imputados y toda la "casta" bajo sospecha, y en medio de una atmósfera de podredumbre generalizada, en la que de nada sirve invocar ni la presunción de inocencia ni el beneficio de la duda, la judicatura, que es humana, puede verse muy presionada o condicionada a la hora de tomar decisiones trascendentales sobre responsables públicos.

En el Pepedegá y en la Xunta respiran tranquilos. La onda expansiva de la operación Orquesta no desbordará los límites de A Costa da Morte. Y una de las mujeres fuertes del equipo de Núñez Feijóo no tendrá que vérselas con una Justicia que -como si de pronto se pusiera el traje de faena esta misma semana- en cuestión de días decidió abrir varios procedimientos de investigación a aforados bajo sospecha. Lo hizo con una inusitada serie de resoluciones en cascada (incluyendo la que afecta al socialista Pachi Vázquez) cuya coincidencia temporal hay a quien no le parece fruto de la casualidad y que, al menos de rebote, pueden notorias repercusiones políticas en vísperas de las elecciones municipales de mayo.

Mato reaccionó con prudencia a la decisión del Tribunal Superior de archivar su caso. Seguramente se mordió la lengua, porque el cuerpo le pedía otra cosa. No le faltarían ganas de ajustar cuentas dialécticas con quienes pidieron su cabeza a partir de la simple sospecha del juez. Pero también sabe que donde las dan las toman y muchos "voceros" del PP saltan a la yugular de los políticos de partidos de la oposición en situaciones similares. La del "y tú lo mismo o más" es una estrategia que no resulta electoralmente tan rentable como algunos creen. Los ciudadanos ya no tragan. Están más que hartos de ese juego sucio, con el que se está erosionando la poca consistencia que le queda a un sistema político e institucional carcomido por la corrupción.