Nuevo descubrimiento, nueva escandalera y vuelta a las inútiles jeremiadas de siempre: somos un desastre, el sistema no funciona, hay que tirar con todo. No es cierto lo anterior en absoluto y, justamente, el descubrimiento de otra gran desvergüenza prueba que funcionan los jueces y el Ministerio fiscal, la inspección fiscal, las unidades policiales especializadas y el periodismo fetén. Funciona el Estado aunque aún pueda y deba mejorar en sus funciones de control. Lo de Rato se suma a otras investigaciones en curso que están dando sus frutos y si quieren hacer la lista de ilustres encausados, procesados y condenados en los últimos tres años busquen en internet por orden alfabético y tengan listo un buen fajo de folios porque les va a hacer falta para tanto renombrado granuja. Y no sólo en el mundo de la política, municipal, autonómica y estatal, sino en el de la empresa grande o pequeña y en el de los profesionales más celebrados, tecleen por curiosidad Price Waterhouse fraude fiscal o Emili Cuatrecasas pena de dos años de cárcel por fraude fiscal. También hay presidentes de clubs de fútbol, gentes del espectáculo y del deporte que atraen la atención de Hacienda por sus habilidades evasoras. Lo importante es que hoy los servicios correspondientes del Estado están funcionando mucho mejor que cuando esos delitos se cometían y no se descubrían. Se mejora y eso es lo que nos debiera interesar y alegrar. Lo demás es paja y ganas de entretener y despistar. Los hallazgos incontestables de expertos buscadores de las violaciones que jueces y fiscales infligen en el honor, la imagen y la intimidad de los investigados o detenidos, ¡la mano del policía en la cabeza de Rodrigo, por Dios! Las especulaciones que ponen el foco en saber a quién del PP o del Gobierno interesaba más pillar a Rato y por qué, las divagaciones sobre el daño que este asunto hará al partido o si lo beneficiará y cuánto o sobre el daño irreparable al prestigio de España en el mundo, total, que somos un desastre. Y vamos con las reacciones de los partidos, todas ellas condicionadas por las próximas elecciones. El PP conmocionado y encogido con la que se le viene encima en mayo porque lo de Rato temen que no sea la última antes del 24. En el PP militan muchos ilustres adinerados que son los más tentados por el fraude al Fisco y encima el partido tiene mucho poder en los tres niveles. Los corruptos del partido no entienden que su gobierno no les ampare y a Montoro le llueven las maldiciones amigas. Los demás deberíamos aplaudirle. Los socialistas se muestran duros con el Gobierno y el PP, pero Sánchez se pasa con eso de que no se regenerará España hasta que el PP no limpie su casa. Pablo Iglesias a lo suyo, simplemente denunciar la corrupción confiado en que ese sólo mensaje le dará votos, eso, su imagen y su colección de camisas, ¡qué dominio! Dice el ministro Montoro que no se puede facilitar la lista, 704 más Rato, en que trabajan Hacienda y el Sepblac porque lesionaría su intimidad. Bueno. En todo caso es un reto para los periodistas de investigación y acabaremos conociéndola. Lo que sí ha aprobado el Consejo de Ministros es una reforma de la Ley General Tributaria para que puedan conocerse los nombres de los grandes morosos con Hacienda, personas físicas o jurídicas, y a los condenados por sentencia firme. Muy bien.