Impaciente por el anuncio de las elecciones autonómicas, la destemplanza y los escándalos de corrupción, crece la oposición al PP en derramar más engodo en el ambiente de mudanza que se percibe en la política gallega. Feijóo se ha apresurado, con un pie en el estribo, a realizar cambios de carácter cosmético, pero en el resto de los partidos todavía perviven ejemplos de perpetuidad política. En las fuerzas podemitas (sin asentarse a nivel regional), en su ayuntamientos se advierte, en el capítulo gerencial, cierta indigencia. El verbo "humanizar", utilizado como prefacio para imponer ideas radicales, es aire y espuma de los populismos neocaudillistas. Fácil es percibirlo en sus discursos coloquiales, cercanos, donde la sencillez es la panacea utilizada para hacer frente o dilatar problemas que no aciertan a resolverse. En la oposición, al PSG le ha faltado, parlamentariamente, enjundia expositiva y solidez argumentaría; en el BNG, Vence, uno de sus líderes con más crédito, pasará a las clases pasivas por el juego estéril de sus colaboradores. La política nacionalista ha transitado de la cultura de los libros a las citas cinematográficas. Solo les queda Beiras, la perpetuidad política más representativa, a quien le tira más lo enxebre que lo institucional.

Otrosidigo

Como se intentó hacer con Castelao, los partidos vernáculos tratan de patrimonializar el nombre de Rosalía. Rosalía y Castelao pertenecen a todos los gallegos. Rosalía también fue bilingüe, faceta que suelen ocultar algunos intelectuales orgánicos. Hay que fomentar la lectura. Según datos oficiales, 4 de cada 10 gallegos leen libros, o sea, un 57,6%, dato que sitúa a la comunidad por debajo de la media estatal (62,2%).