El presidente de Inditex, Pablo Isla, mudó el pasado miércoles su habitual gesto afable pero adusto por una inusual sonrisa entusiasta al presentar los últimos resultados del gigante textil coruñés. No era para menos. La multinacional batió en 2015 su récord absoluto en beneficios, ventas y empleo. Inditex roza ya los 3.000 millones de ganancias tras incrementar un 15% las ventas en un año en el que apostó decididamente por el empleo, que aumentó un 10%. Unas cifras de vértigo en estos tiempos de nueva incertidumbre en la economía mundial.

La multinacional coruñesa prosigue con su imparable expansión, al abrir en el pasado ejercicio 330 tiendas, 148 en Europa, 114 en Asia y Oceanía y 68 en América. Sus puntos de venta están presentes ya en 88 países.

El emporio empresarial fundado por Amancio Ortega creó el año pasado 15.800 puestos de trabajo el mundo, con lo que suma una plantilla global de 152.854 personas, casi tanto como la población de la comarca coruñesa, sin contar la ciudad. De esos nuevos empleos, casi la tercera parte, 4.120, se crearon en España. El 15% de la producción de Inditex es de fabricación nacional.

Inditex no sólo avanza en el aumento de su plantilla, sino en el modelo social de empresa. Unos 78.000 trabajadores de todas las áreas de negocio de la multinacional recibirán una paga extra de en torno a 500 euros en abril dentro del plan extraordinario de participación de los empleados en los beneficios del grupo. Este plan, aprobado el año pasado, prevé repartir el 10% del incremento de las ganancias de 2015 y 2016 entre los trabajadores con más de dos años de antigüedad a 31 de marzo. El pago se realizará en función de los salarios de los distintos países, pero será lineal, igual para todos los trabajadores de cada país independientemente de su categoría. En España, el abono será de 560 euros.

El gigante textil es uno de los puntales del sistema fiscal español, al que aportó 1.000 millones en el último ejercicio. La mitad, sólo en el Impuesto de Sociedades, que el grupo paga con un tipo efectivo del 26%. El peso impositivo de España en las cuentas de Inditex es muy superior al que le correspondería por su aportación al volumen de negocio, un 17% el pasado año.

Lejos de quejarse, Pablo Isla se mostró orgulloso de que ese esfuerzo fiscal contribuya a mantener los servicios públicos.

Y no fue el único punto en el que mostró un discurso a contracorriente. En la presentación de resultados, el presidente de Inditex declinó opinar sobre posibles efectos de la incertidumbre política española en la economía y avanzó que la firma mantiene en el arranque de 2016 el mismo pulso del año pasado en todos los mercados.

Mención aparte merece el peso económico y laboral que representa Inditex en Galicia. El grupo textil da empleo en su sede de Arteixo a unos 4.000 trabajadores, según las cifras reveladas hace un año, que suponen el 3% de su inmensa plantilla mundial. Pero se desconocía su impacto en la comunidad, que Pablo Isla acaba de cuantificar por primera vez. La suma de los empleos de la multinacional y de sus proveedores de bienes y servicios dan trabajo en Galicia a 30.000 personas, lo que la equipara a Citroën, que antes de la crisis sustentaba una galaxia empresarial con 35.000 empleos.

El presidente de Inditex hizo hincapié en el efecto sede que origina la multinacional. Galicia absorbe un tercio de la plantilla directa e indirecta de Inditex en España, donde cuenta con 7.500 proveedores que dan empleo a unas 50.000 personas, lo que unido a la propia plantilla se acerca a las 100.000. Los proveedores que prestan servicios al grupo textil, entre los que se encuentra una cifra próxima al millar de empresas gallegas, facturaron el pasado ejercicio a Inditex 4.100 millones de euros.

El modelo de expansión de la mayor compañía textil del mundo le ha llevado a invertir 1.518 millones en el último ejercicio, en los que se incluyen las ampliaciones de los centros logísticos y centros de diseño ubicados en España. La multinacional ha dedicado 700 millones a estas plataformas en los últimos cinco años y otros 1.000 a la incorporación de tecnología. Entre estas inversiones se encuentra una nueva ampliación de la sede de Arteixo, esta vez para mejorar el comedor y el auditorio, que estarán listos en dos años.

Las estadísticas presentadas por Pablo Isla muestran mucho más que un ejercicio de beneficios récord en Inditex. Son una novedosa radiografía de la capilaridad económica y laboral de Inditex en Galicia, donde actúa como locomotora de empleo y generadora de una vasta red empresarial de proveedores de servicios que hasta ahora permanecía en la invisibilidad. Desde que fue fichado en 2005 como consejero delegado por Amancio Ortega, Pablo Isla no ha dejado de multiplicar el valor de un coloso empresarial que asombra en los foros mundiales de la economía.

Al ahora presidente de Inditex desde 2011 le gusta sin embargo aludir al valor añadido, el efecto sede, que hace de la multinacional una empresa tractora de cientos de proveedores que han aprendido y crecido discretamente con ella, llevando sus productos por medio mundo. Proveedores que, más tarde, se independizan y crecen con el ADN del efecto Inditex. Lo resumía uno de ellos en una frase: "Nos obliga a ser buenos, globales y creativos".

Este efecto sede, con su galaxia de empresas emergentes en torno a Inditex, es el mejor de los laboratorios y un claro espejo en el que mirarse para potenciar en Galicia un modelo de regeneración económica tan necesario para dejar atrás la crisis.