Nada se ha vuelto a saber de la fachada marítima de La Coruña, cuyas obras debieran haberse iniciado hace 7 años, de acuerdo con el proyecto del arquitecto catalán Juan Busquets. Vencida la controversia de los expertos locales, los trabajos comenzarían por el muelle de Baterías y continuarían por el de Linares Rivas, terrenos esenciales a la hora de trazar nuevos mapas para la modernización de una zona vital para la ciudad. Las suspicacias, surgidas a raíz de tan gigantesca operación inmobiliaria, alertaron a la Xunta, desde entonces vigilante, para evitar la especulación y el urbanismo abrumador en un territorio litoral, donde La Coruña tiene en el mar su interlocutor cotidiano y la inspiración de una literatura propia. En este capítulo, debieran rescatarse de la alfalfa de la cultura municipal, las obras de Fernández Flórez, Martínez Barbeito, García Sabell, Ángel del Castillo, Bugallal, Rodríguez Yordi, etc., además de La Tribuna de Emilia Pardo Bazán, que fue la gran novela coruñesa, circunscrita a la lucha de la clase obrera durante el siglo XIX. La nueva fachada marítima debiera servir para potenciar la avenida de la Marina, postal emblemática de nuestra urbe, como testimonio histórico de indudable interés cultural. En ninguna capital europea hay más cristal y galerías que en La Coruña, tan armonizados que compendian de modo totalizador la idea arquitectónica de aprovechar con avidez el sol y la luz, y la vocación atlántica de una ciudad extrovertida que lleva el mar en las venas de su historia.

Otrosidigo

En las puertas de la Concejalía de Cultura, sita en las llamadas Casas de Paredes, pueden contemplarse carteles a todo color en alemán, inglés, francés y gallego. Cualquier omisión puede ponerse en el debe del "negocio" normativizador. En Lugo, hemos observado cómo el certamen literario Ánxel Fole, abierto a las dos lenguas, quedó reducido al vernáculo. Y, qué decir de la obra de Cunqueiro, traducida a un gallego disparatado. ¡Viva el bilingüismo!