Leído el discurso de Trump, breve pero rotundo y por ello muy expresivo de lo que el nuevo presidente tiene en mente, que lo pueda hacer es harina de otro costal, no dudo en calificarle de populista y como tal, simplificador y pretencioso. Fue un mensaje para apasionados furibundos de la lucha libre profesional americana, de los concursos de Miss Universo, de los rifles y de los marines más rudos. Un discurso contra la política institucional y los políticos profesionales, contra las grandes corporaciones norteamericanas que se deslocalizan fuera, en México o en China, contra la UE. Mucho patrioterismo y constantes advocaciones a Dios creador todopoderoso que protege a su maravilloso, poderoso e imparable país que va a erradicar de la faz de la tierra el terrorismo islamista. Se presenta inquietante el próximo cuatrienio si de verdad Trump consigue subordinar a sus pretensiones el sistema de equilibrio de poderes que los Estados Unidos han venido consolidando durante más de dos siglos desde su alumbramiento en la vieja Constitución de 1787. Mi apuesta es que aunque provoque destrozos acabará, finalmente, por entender o al menos asumir que la dirección política de cualquier país y más de uno de los grandes del mundo no puede seguir los patrones primarios y simples con los que ha conseguido la presidencia con menos votos que su contrincante. Hay que esperar y rogar para que su modelo no se extienda a Europa.

Siendo ese asunto el más importante de la semana pocas ganas quedan de ocuparse de lo de casa pero no hay más remedio. Dos novedades en el PSOE. Emerge la figura de Madina y parece inminente la decisión de Sánchez de competir por el puesto que ocupó. Madina como Díaz o López es puro aparato y político profesional, concejal de Sestao con 23 años y diputado en Madrid desde 2004. De su reciente entrevista en El País se desprende poca cosa más allá de los lugares comunes en tantos dirigentes socialistas, declaración de Granada, distancias con Podemos y buenas palabras para todos, Sánchez, Díaz, López y los que vengan. Lo de Sánchez dará más que hablar porque sigue teniendo gran apoyo de la militancia aunque no de los dirigentes, lo que presagia turbulencias fuertes en el partido. Estos últimos lo defenestraron con malos modos y la militancia no aprueba las deslealtades y el giro que ha dado la Gestora. Quieren un partido más a la izquierda y, si Sánchez gana, la posible confluencia con los de Errejón, más realista y pragmático que Iglesias, puede fortalecer una opción de centro izquierda que podría competir con éxito contra el PP con dos condiciones nada fáciles de cumplir. Alejarse de compañías radicales y nacionalistas por un lado y renovar a buena parte de su dirigencia instalada como ha hecho el PP.

En otro orden de cosas importantes, Homs será juzgado por el TS por prevaricación y desobediencia al Tribunal Constitucional y le seguirá Mas en Cataluña por motivos parecidos. Buena e indispensable cosa es que funcionen los tribunales y que no caigamos en la trampa esa de que no hay que judicializar la política. Eso y lo de politizar la justicia ya lo decía Carl Schmitt criticando la existencia de un Tribunal Constitucional promovida por Kelsen hace un siglo. Son efectivamente dos desviaciones de lo que debe ser la política en un Estado de Derecho, pero no es aplicable al caso de un político que, simplemente, delinque con descaro y a plena luz del día. A Homs había que procesarle y es lo que, con toda normalidad, va a hacer el Tribunal Supremo.