Donde las dan, las toman, y callarse es bueno" nos dicta ese refrán, y así juzgué hasta concorde el obsceno y antideportivo gesto de Cristiano Ronaldo amagando un toque de cojones cuando consumó con sus tres goles en la Juventus la eliminación del Atlético de Madrid de la Champions, respondiendo con tal gesto al similar que había protagonizado Simeone, el entrenador atlético, semanas antes cuando su club endosó 2-0 al equipo turinés. Se sabe que ese mal gesto ha costado 20.000 euros de multa impuesta por la UEFA a Simeone por "conducta inadecuada", y se espera otro tanto para el jugador portugués. Pero vayamos a los buenos gestos, también en el ámbito futbolístico, que los hay, aunque menos. Magnífico gesto el de la afición andaluza bética del Benito Villamarín que no tuvo reparo en ovacionar con gritos de "¡Messi, Messi, Messi!" la genial vaselina con la que el argentino del Barça colocaba en el minuto 84 el 0-3 que hundía al Betis en su propio campo. El partido acabó 1-4, pero el hecho destacable fue ver a todo un campo de fútbol ovacionando a un jugador, del equipo contrario, que con extraordinaria habilidad golea a tu equipo. Gestos así nos hacen amar más al fútbol.