La tenencia de armas de fuego puede aportar una sensación personal de tranquilidad y control, otra cuestión es si con ello se obtiene un mayor nivel de seguridad ciudadana, si contribuye a la reducción del número de lesiones y muertes debido a su uso. Y según revela la experiencia australiana, tras el endurecimiento legal llevado a cabo hace poco más veinte años (tras una matanza indiscriminada de 35 personas en Tasmania) para restringir el acceso de la población a las armas, parece ser que el porcentaje de muertes por disparos ha disminuido prácticamente un 60% desde entonces.

En relación con el derecho a la defensa, conviene recordar que la mayor parte de los españoles se muestran favorables a tener la posibilidad de defenderse ante el dolor y el sufrimiento padecido como consecuencia de la enfermedad, recibiendo asistencia profesional y unos cuidados paliativos de calidad que, por lo indicado desde asociaciones profesionales de la sanidad, no llegan a cerca de la mitad de los pacientes que los precisan.