Me gustó ver una buena parte del dique del puerto de Burela (Lugo) con pinturas en los bloques de hormigón „aún quedan bastantes más libres„ que sirven para que artistas pinten allí escenas que previamente, en boceto „o al menos eso pienso yo„ han sido valoradas, seleccionadas y premiadas en un concurso convocado en 2017. Oportuna forma de dar color y vida a metros de cemento gris que limitan y aburren la vista. Pero más sorprendente fue ver algo parecido, pero con otro matiz, en uno de los patios interiores del Centro Penitenciario Madrid 2, más conocido como prisión de Alcalá-Meco. Estaba yo allí de visita (lo pongo para despejar equívocos), lo vi a distancia, me llamó la atención y pregunté cuánto media el muro ilustrado con pinturas. Son 47 metros, me aseguraron, al tiempo que me facilitaron un folleto explicativo porque se trata de un singular experimento auspiciado por organismos oficiales y fundaciones. Allí, a lo largo de 3 años, han participado internos dirigidos por un artista y han realizado un cómic-mural de 8 escenarios y un epílogo. Se alternan pasajes del Quijote, en viñetas, con otras escenas que sugerían los propios internos del centro penitenciario. Una acertada forma de liberar sus espíritus y aspiraciones más allá de los muros de la prisión.