En la resaca electoral quedarán en el debe del PP el abandono de los poderes autonómicos hacia nuestra ciudad, la mayor fuente nutricia de sus votos y de mayor aportación a las arcas regionales. La pérdida exponencial del Partido Popular, en los últimos comicios, nos mueve a la reflexión. En los últimos años, desde este mismo rincón, hemos subrayado el poco interés de los distintos gobiernos autonómicos hacia los problemas coruñeses y, últimamente, añadíamos que Núñez Feijóo era tal vez el más caracterizado de los líderes gallegos en circulación por nuestra región, si bien su entrega al gaudeamus parroquial circundante no le permite ver más allá de la Herradura. La imagen de Feijóo como valor seguro en los ámbitos políticos e informativos nacionales, ha quedado tocada, de modo singular, por su bilingüismo light y el tema lingüístico en general. La Coruña, debieran apreciar los xunteiros, es una ciudad comunicadora, de fina convivencia, perezosa y de pasiones remansadas, pero tiene memoria. Acaba de demostrarlo con el oficio de su senasatez a la hora de emitir su voto y considerar, seguramente, el mal negocio de su relación con el gobierno autonómico, porque los coruñeses no solemos gastar nuestras energías en superar resistencias inútiles. Nuestra ciudad es uno de los núcleos neurálgicos de Galicia en orden a población, estrategia geográfica, potencial económico e industrial, etc., cuyo gran puerto necesita urgentemente la comunicación ferroviaria y el complemento de un aeropuerto a punto, asuntos que la Xunta parece desconocer en sus gestiones con el gobierno central. ¿Qué decir también de los estudios de Medicina? La Coruña no es solo un paisaje geográfico, es, en ensayo bilingüe de García Sabell "cidade onde nace a luz". Vengan los políticos, de palabra veraz, al espejo de nuestra vida pública iluminada por la Torre de Hércules, siempre activa en nuestro pensamiento como la faz que nos recuerda la relación atlántica con el mundo.

Otrosí digo

La cuota femenina vuelve a primar en las próximas elecciones municipales. Es necesario que huyan de la arropea política y tengan capacidad para dar solvencia y eficacia a las responsabilidades que se les confíen, dando por descontada la consistencia en su estructura intelectual.