Por qué traigo aquí al fiscal Eduardo Fungairiño (1946-2019) que acaba de fallecer? Eso ya sería un motivo, avalado además porque destacó en su lucha jurídica contra ETA y porque siempre le vimos en silla de ruedas pues quedó tetrapléjico a los 20 años tras un accidente de coche. Y a pesar de ello llegó a fiscal jefe de la Audiencia Nacional. Es todo un ejemplo de hombre que no se dejó intimidar ni por la desgracia física con todas sus limitaciones ni por las amenazas de los terroristas. Desde aquí ofrezco por él mis oraciones y le rindo este homenaje, al tiempo que traslado a toda su familia, en especial a su hermano Alfonso que anda por Portugal, mi sentido pésame. Ha sido el aviso de un amigo viajero por tierras portuguesas que me pregunta si me acordaba a Alfonso Fungairiño el desencadenante de este minuto. ¿Cómo no voy a recordar al que llamábamos en el Colegio Mayor de Madrid el "Funga" abreviando el apellido? Ahora mismo me parece estar oyendo la Alborada gallega que "Funga" tocaba en el piano que había en el arranque de la escalera del Mayor mientras se consumía el Celta corto que había depositado displicentemente en el cenicero. Aparte del piano, Alfonso, que es arquitecto, domina el arte de la conducción como si de un corredor de rallys se tratase. Para tu hermano Eduardo y para ti, mi mejor recuerdo.