El Banco de España lleva meses alertando del excesivo aumento del precio del alquiler de las viviendas en diversas ciudades españolas, A Coruña entre ellas, una tendencia que dificultad el acceso a un hogar a muchas familias..

La entidad pone el foco en su último informe, conocido a principios de este mes de agosto, en las penurias que esta situación provoca en segmentos de la población con menores rentas y por la aún elevada incidencia del desempleo, la escasa duración de los nuevos contratos laborales o la mayor relevancia de la jornada reducida.

Este panorama de precariedad laboral y salarial, al que se suma la concentración laboral en determinadas zonas geográficas con una oferta rígida de los pisos, proyecta un escenario de creciente dificultad para acceder al mercado de la vivienda, que en Galicia se concentra fundamentalmente en las ciudades de A Coruña y Vigo.

En Galicia se están firmando este año unos 74 contratos de alquiler cada día. Y el precio no para de subir. El importe medio llegó a 415,6 euros en junio, un 7,7% más que en mayo y un 1,2% por encima del mismo mes de 2018, como recoge el último balance del Instituto Galego de Vivenda e Solo.

El encarecimiento desde 2016 roza el 14% y se disparó hasta el 21,8% en A Coruña, que releva a Vigo como ciudad con el precio del alquiler más alto de Galicia.

Como ocurre en el conjunto del país, en Galicia existe una importante heterogeneidad en el comportamiento del coste del alquiler. El precio en los concellos de menos de 5.000 habitantes aún se mantiene por debajo de los 300 euros, mientras que los de más de 50.000 superan los 455 euros por mensualidad. Casi el 57% de todos los contratos de Galicia se firman en este segundo grupo de municipios, con un evidente predominio de Vigo y A Coruña. El importe medio en la ciudad coruñesa se sitúa en 491 euros mensuales, seguido por la olívica con 487; Pontevedra, con 453; Santiago, 440; Ourense, 397; Lugo, 360 y Ferrol, 344.

Conseguir un alquiler inferior a los 300 euros en las ciudades gallegas empieza a sonar a quimera. Solo están en esa franja uno de cada cuatro contratos formalizados hasta junio. Un tercio del total oscila entre los 400 y los 600 euros.

El Banco de España concluye en su informe que hay un notable dinamismo de los precios de alquiler ofertados con un alza de en torno al 50% desde su mínimo en el último trimestre de 2013, hasta el máximo observado en mayo de este año, periodo en el que los precios de oferta de venta de viviendas han crecido a un ritmo significativamente menor, del 6,8%.

Esta tendencia alcista en los precios del mercado de alquiler se produce en un contexto de debilidad de la oferta pública, en el que aparecen además otros fines alternativos para la vivienda residencial, como el alquiler vacacional, que, según el Banco de España, podría generar un incremento de los precios del alquiler residencial.

Esto está empezando a suceder en A Coruña por el auge de los pisos turísticos, donde, como informó estos días este periódico, se están ofreciendo este verano 1.500 plazas vacacionales en la ciudad, que equivalen a un tercio de las camas que ofertan los hoteles.

El Gobierno local de A Coruña sospecha que esa cifra, que es la que se consigna oficialmente en la Xunta, es aún mayor, ya que hay muchos alojamientos irregulares que no figuran en el registro autonómico, y acaba de anunciar que vigilará su expansión e intervendrá para limitarlos si su número se vuelve excesivo.

Un reciente informe del Instituto Galego de Estatística (IGE) proyecta en A Coruña un horizonte en el que se restringe cada vez más el acceso a una vivienda en propiedad, una tendencia que los economistas asocian a los bajos ingresos y los contratos de corta duración en las generaciones jóvenes.

La precariedad laboral, unida a la dificultad para acceder a la vivienda, genera un contexto de cambio sociológico en el que cada vez se forman menos hogares convencionales, se atrasa la emancipación de los jóvenes y crece la alternativa de la emigración.

El acceso a la vivienda es un pilar clave para una que una sociedad pueda crecer. Las inquietantes estadísticas del Banco de España y el IGE ponen el foco en un desequilibrio grave que pone en peligro el horizonte de la economía familiar en A Coruña y urgen medidas para su corrección.