La marca automovilística francesa Citroën cumple 100 años. Quien desee conocer la historia de la firma fundada por André Citroën, tras una visita que hizo a Henry Ford en Detroit (USA), que busque en internet o en cualquier enciclopedia, ahí está casi todo. Lo que no consta es mi admiración por los coches que lucen como logotipo esos ángulos invertidos superpuestos -chevrones- y se lo cuento. Viviendo en Toledo en 1949, miraba yo con asombro el coche de que disponía el arzobispado, era un Citroën granate de 4 puertas, con cuatro extrañas escamas en los laterales del capó para facilitar la aireación del motor, y presté oídos -tendría yo 9 años- a la afirmación de que los malhechores en Francia preferían aquellos coches, el Citroën 11 ligero le decían, porque no había forma de alcanzarle en carreteras con curvas por su estabilidad dada la baja altura del vehículo. Tiempo después conocí más detalles sobre su extraordinaria adherencia, tener tracción delantera y un chasis autoportante que aligeraba peso al prescindir del bastidor. En fin, que el Citroën 11 ligero supuso toda una campanada en aquellos años. Y aparte se añade además un especial agradecimiento a los Citroën porque con un 2 caballos saqué en 1959 el carné de conducir.